Para qué sirven las anillas de las latas

Muchas personas creen que esta parte de la lata solo cumple la función de facilitar la apertura de esta pero la verdad es que se puede usar para otra cosa.

Las anillas de las latas no están ahí solamente para permitir la apertura la bebida sino que es una herramienta muy útil aunque varios la desconocen.

Las latas nacieron gracias a la gran demanda alimentaria del siglo XX, cuando se incrementó considerablemente la necesidad de transportar alimentos a distintos lugares del mundo en envases que mantuvieran en buen estado el alimento y que soportara golpes y otros inconvenientes del transporte.

Otro de esos inconvenientes, y un motivo de preocupación hoy en día, es el hecho de que las latas circulan por muchos lugares, desde la salida de fábrica hasta el momento de consumir su contenido, y toman contacto con otros productos. Por este motivo, es aconsejable tomar la bebida con sorbete. Y aquí es donde entra la curiosa utilidad del agujero de las anillas.

La primera función de la anilla, por tanto, es esa: abrir el hermético sello de la caja. Sin embargo, el mundo de los envases es amplio y, en algunas latas, tiene más funciones. Esto se puede observar en su mecanismo. Mientras que en las latas de conservas la anilla se abre con el dedo y se desecha con la tapa, las anillas de las latas de bebidas permanecen mientras bebemos.

Este pequeño detalle hace suponer que la misión de la anilla de la lata todavía no ha terminado una vez abierta. No, las anillas no fueron concebidas para tener una segunda vida como bisutería o para jugar a doblarla de un lado a otro hasta que se separe. Si nos fijamos, estas anillas tienen algo en común: pueden girar sobre sí mismas y ponerse por delante del agujero por el que se beben.

Las anillas de las latas, una solución higiénica

Pero, ¿por qué y, sobre todo, para qué? El mundo se divide en dos grandes grupos: por un lado, la gente a la que le gusta beber a pico y, al otro lado, quienes vierten el contenido de la lata en el interior de un vaso. La segunda opción era, hasta ahora, la más higiénica de ambas.

Sin embargo, es importante saber que existe una tercera vía. Toda latde bebida posee una solución para que no posemos los labios sobre el metal, que, probablemente, haya entrado en contacto durante la distribución y venta de las latas con cualquier tipo de suciedad. Este mecanismo es la anilla en sí.

Después de abrir la lata de refresco con la anilla debemos rotarla de manera que se coloque sobre la apertura a través de la cual bebemos. A continuación, insertaremos una pajita -a ser posible, biodegradable- por el círculo más exterior de la anilla. Introducir la pajita en la lata sin más no es la mejor opción, pues las burbujas hacen que esta flote y salga del envase. Para eso fue creado el agujero de la anilla.

Fuente: www.airedesantafe.com.ar

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