Verano y piletas de natación: cómo evitar riesgos con los más chicos

Irritación ocular, otitis del nadador y posibles trastornos por tragar líquido de la piscina, encabezan los problemas más frecuentes. 

Para el doctor Jay L. Hoecker, especialista en pediatría emérito de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota, son muchos los factores a tener en cuenta sobre todo cuando se trata de niños muy pequeños. Si bien los pañales para nadar repelen el agua y ajustan suavemente los muslos y la cintura del niño, no son impermeables. Si los pequeños llegaran a ensuciar los pañales, se podría contaminar el agua de la pileta o de otros lugares de baño.

Si bien la orina en el agua es menos peligrosa que la materia fecal, es difícil separar ambas cosas cuando el niño usa pañales. Es por eso que el especialista recomienda que si el bebé utiliza pañales en el agua, se deben realizar pequeñas pausas para cambiarlo en el baño o para que use el inodoro. Y aclara como dato fundamental que nunca se debe permitir que el niño ingrese en la pileta si tiene diarrea.

Tragar agua en la pileta es algo que siempre ocurre, especialmente cuando los niños están aprendiendo a nadar. Para el doctor Hoecker tragar un poco de agua en la piscina no suele ser motivo de preocupación, pero tragar mucha agua puede causar enfermedades. Es fundamental enseñarle a los niños a escupir el agua que le entre en la boca.

En relación al yeso y el agua explicó que siempre tiene que ver con el tipo de yeso. Si el niño tiene colocada una férula de yeso sobre una envoltura de tela, debe mantenerse fuera del agua. Por lo general, no surte efecto tratar de proteger la férula de yeso con bolsas de plástico.

En cambio, si tiene una férula de fibra de vidrio que está revestida con un recubrimiento repelente al agua, generalmente no hay inconveniente para nadar, siempre y cuando el médico lo haya autorizado. “Después de nadar, es importante enjuagar completamente el interior de la férula con agua limpia. En general, se puede dejar que la férula se seque por el contacto con el aire”, aclaró.

Un niño con tubos de ventilación en los oídos (pequeños cilindros que se colocan en el tímpano para drenar líquido y permitir el ingreso de aire al oído medio) debe consultar a su médico acerca de qué protección auditiva necesita para nadar.

Algunos médicos recomiendan que los niños con tubos de ventilación en los oídos usen tapones cuando nadan para evitar el ingreso de bacterias al oído medio. Sin embargo, el uso rutinario de los tapones se podría necesitar sólo cuando los niños se sumergen o cuando nadan en aguas no tratadas, como lagos y ríos.

Los niños que tienen cortes y raspaduras pueden nadar siempre que las heridas no sangren.

La otitis del nadador es una infección que con frecuencia se trata con gotas para los oídos de venta bajo receta médica. El especialista recomienda mantener los oídos secos y recomendarle al niño el uso de tapones para los oídos cuando nade. Después de nadar, aclara que es importante secar las orejas del menor , limpiando delicadamente el oído externo con una toalla suave.

Tratamiento preventivo en el hogar: si el niño no tiene los tímpanos perforados, se pueden utilizar gotas para los oídos a modo de prevención antes y después de nadar. Una mezcla compuesta por mitad de vinagre blanco y mitad de alcohol para uso tópico podría ayudar a secar los oídos y prevenir el crecimiento de bacterias u hongos que pueden provocar otitis del nadador. Aplicar una cucharadita (alrededor de 5 mililitros) de la solución en cada oído y luego dejar salir el líquido. Se pueden encontrar soluciones similares y de venta libre en la farmacia.

Recomienda evitar introducir hisopos de algodón en los oídos de los niños ya que pueden empujar el material más hacia el fondo del canal auditivo, irritar la piel fina dentro del oído o lastimarla.

Los ojos rojos son muy comunes luego de largos días de pileta por la exposición al cloro. Para aliviar el malestar y disminuir el enrojecimiento después de nadar, se recomienda lavarlos con una solución ocular estéril o con lágrimas artificiales. Para evitar los ojos rojos o hinchados, una buena opción es inculcarle al pequeño que use anteojos protectores mientras practica la natación.

Muchos niños aprenden a andar en bicicleta y a nadar por su propia cuenta a la misma edad, más o menos, y generalmente ocurre durante el verano previo a comenzar el jardín de infantes. La Academia Americana de Pediatría recomienda para la mayoría de los niños que las clases de natación empiecen a partir de los 4 años.

La importancia de tomar conciencia hará que los padres estén más tranquilos y que los niños puedan gozar de un día de pileta sin tensionarse por la preocupación de sus padres o cuidadores.

Fuente: www.infobae.com

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