Los 7 errores más comunes a la hora de cocinar calabaza

A la hora de cocinar calabaza, hay una serie de errores que son muy comunes de realizar. Por eso es importante tener en cuenta estos secretos para una preparación perfecta.

Sin lugar a dudas, la calabaza es una de las verduras más elegidas por los argentinos. Gracias a su durabilidad y variedad se pueden hacer recetas varias y ricas en nutrientes muy beneficiosos para toda la familia. Pero hay ciertos errores que son más comunes de lo que crees, y puede que varios los estés cometiendo.

Con un 90% de agua, y rica en betacarotenos, antioxidantes, vitaminas y minerales, la calabaza está repleta de nutrientes esenciales para nuestro organismo. Además es una hortaliza muy versátil, de puede cocinar de múltiples maneras para elaboraciones tanto dulces como saladas. Si querés beneficiarte de todas sus propiedades y disfrutar plenamente de su sabor, evita cometer estos errores.

1. Confundir las variedades de calabaza

La calabaza vasca, esa que encuentras troceada y envasada en el supermercado, es ideal para hacer sopas y purés. Mientras que la butternut o cacahuete, de una tonalidad clara anaranjada y de forma alargada, quedará genial asada en estofados o para recetas dulce. Otra variedad es la moscada de la Provenza, la típica de Halloween, es la más indicada para hacerla puré e incorporarla a pasteles de calabaza.

2. Elegir la calabaza sin haberla dejado madurar

Para saber si está madura fíjate en el color, si está en su punto será naranja, más o menos pálida. En cuanto a la piel debe estar sin manchas, la superficie está firme y lisa. Además asegurate de golpearla con los nudillos y que suene hueco.

3. Conservarla en un lugar húmedo y sin ventilación

Es muy importante que no la dejes dentro de una bolsa de plástico, ya que necesita un espacio aireado. Si la has comprado cortada y troceada para comerla pronto, en la bandeja del súper envuelta en film aguantará varios días guardada en la heladera.

4. Cocinar todas las variedades de la misma manera

Gracias a su textura cremosa y sabor dulce, la butternut es una de las más versátiles a la hora de cocinar ya que admite prácticamente todo tipo de técnicas de cocinado. En cuanto a la moscada de la Provenza, debido a su consistencia más espesa, la podés añadir en guisos y estofados. Mientras que con la vasca se puede hacer una crema añadiendo zanahorias, puerros, patata y aceite de oliva.

5. No aprovechar sus semillas

Están repletas de propiedades. En lugar de tirarlas, lavalas bien, sacales los restos de pulpa y secalas. Podés hornearlas hasta que se sequen, o bien saltearlas con un poco de aceite de oliva y sal. Una vez peladas, te servirán para añadirlas a cremas, purés y ensaladas, o comerlas solas como las pipas de girasol.

6. Comerla siempre cocinada

Una buena forma de comer este rico alimento es agregándola a las ensaladas y sopas de manera rallada, como las zanahorias. Incluso hasta en los jugos, mezclada con zanahorias, manzanas, un tallo de apio y unas hojas de espinacas tendrás una dosis extra de vitaminas en el desayuno.

7. No congelarla

Hay ciertos alimentos que recomiendan no congelar, pero en le caso de la calabaza, se puede colocar en el freezer sin ningún problema. Sólo hay que pelarla, retirar las semillas y cortarla en dados pequeños. Un truco muy efectivo es separarla en bolsitas individuales racionadas previamente, así sólo tendrás que sacar la cantidad justa que necesites.

Fuente: la100.cienradios.com

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