¿Frío o calor? Qué aplicar en una lesión muscular o una zona golpeada

Todo depende del tipo de contusión y del lugar afectado. Cómo difiere el tratamiento de esguinces, contracturas y otros trastornos.

Se trate de un brazo golpeado o un pie esguinzado, cuando ocurren este tipo de lesiones lo mejor siempre es seguir el lema “pausa, hielo, compresión, elevar”, explicó a DPA el médico deportivo alemán Axel Klein. En el caso de golpes como una patada dolorosa en la tibia jugando al fútbol, lo ideal es elevar la pierna, colocar un vendaje apretado, aplicar una bolsa con gel frío y fijarla con una venda ligera, según señaló el vicepresidente de la Sociedad Alemana de Medicina Deportiva y Prevención.

“Cuando hablamos de un esguince o golpe, se recomienda el frío. Si se trata de una contractura en zona lumbar, por ejemplo, generalmente se aplica calor para aflojarla”, le explicó a Con Bienestar Alicia Martínez, licenciada en Kinesiología (M.N. 6.134) y especialista en rehabilitación de cadera y rodilla.

El frío reduce las inflamaciones y los dolores

Las inflamaciones se producen cuando se dañan pequeños vasos sanguíneos. El frío hace que estos vasos se contraigan y se cierren más rápidamente. También inhibe la transmisión de señales de dolor hacia el cerebro, es decir, que hace que la lesión ya no duela tanto.

El ortopedista y cirujano alemán especializado en accidentes Thomas Gottfried aconseja recurrir al frío en el caso de todas las lesiones agudas, incluso cuando se trata de contusiones o fracturas, pero nunca cuando son heridas abiertas.

Cómo evitar congelamientos

Sin embargo, hay que tener cuidado a la hora de usar el frío. Si no se tienen ciertas precauciones, se pueden producir congelamientos en la piel. “Hay dos reacciones perceptibles al frío”, explicó Gottfried. “Primero hay cierto dolor causado por el frío, que es normal y no es motivo para suspender el tratamiento. Luego hay un efecto de acostumbramiento, seguido de un segundo dolor causado por el frío. En ese caso hay que tener cuidado e interrumpir el frío para evitar congelamientos”, indicó el especialista de la Sociedad Alemana de Ortopedia y Cirugía Ortopédica.

Según precisó, este segundo dolor causado por el frío es señal de que la temperatura del cuerpo está bajando y eso puede llevar a un terreno peligroso. “Si uno trabaja con compresas frías o chorros de agua fría no suele haber riesgo alguno. Pero en el caso de bolsas de hielo o hielo granulado, no es aconsejable usarlas durante más de 30 minutos. Además, conviene colocar un paño de toalla sobre la piel”, indicó.

En ese sentido, Klein añadió: “Otra posibilidad es frotar repetidamente un cubito de hielo por la zona lesionada. Esto hace que el cuerpo no esté expuesto al frío de forma permanente, pero sigue teniendo un efecto de alivio del dolor”. El especialista recomendó enfriar la zona afectada durante dos días como máximo. “A más tardar al tercer día, hay que estimular el metabolismo para que los tejidos se irriguen bien. El frío excesivo no es bueno para esto”, argumentó.

Por su parte, Gottfried advirtió: “Hay que tener cuidado con aplicar frío en las lesiones en el caso de ciertas enfermedades, como por ejemplo trastornos circulatorios o sensibilidad al frío”. Lo mismo sucede en el caso de trastornos en la sensibilidad, dado que esto hace que los mecanismos de advertencia estén desactivados. “Estas personas no suelen percibir el dolor que causa el frío”, precisó.

El calor abre los vasos

La aplicación de calor, como por ejemplo con bolsas de semillas, bolsas de agua caliente o lámparas de luz infrarroja, puede ayudar a calmar el dolor, aunque no en el caso de lesiones agudas. “El calor ablanda los tejidos”, explicó Gottfried. Esto es de ayuda en el caso de músculos exigidos. “También es útil en el caso de adherencias de tejidos o cicatrizaciones. Puede ser de ayuda en todos los casos en los que hay alteraciones en los tejidos”, apuntó. El calor dilata los vasos, lo que mejora la circulación de la sangre. Además, tiene un efecto calmante del dolor. “Por eso se usa también para aliviar dolores menstruales o en el caso de inflamaciones crónicas”, dijo.

Las manchas rojas y el dolor son señales de advertencia

En principio, no es peligroso que se formen manchas rojas sobre la piel debido al calor. El problema es si, además de manchas, hay dolor, ya que de acuerdo con el experto, eso puede derivar en una quemadura de primer grado. Si bien ese tipo de quemaduras son reversibles y sanan sin dejar rastros, siempre hay que tener en cuenta que el dolor, combinado con manchas rojas en la piel, debe ser tomado como una señal de alerta.

Klein, especialista en ortopedia y medicina deportiva, también aconsejó estar atento a la propia percepción cuando se aplica calor. “Debería ser un calor agradable”, sostuvo. Por otra parte, recomendó usar las bolsas de semillas o las lámparas infrarrojas varias veces al día en vez de usarlas una vez al día durante mucho tiempo. “También hay que tener cuidado con las infecciones recientes. El calor puede suponer un esfuerzo excesivo para el cuerpo”, concluyó Gottfried.

Fuente: tn.com.ar

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