Para la mayoría de los investigadores, el estrés está conformado en un 10% por lo que pasa, y en el otro 90% por cómo lo tomamos nosotros.
¿Se puede controlar el estrés? ¿Se desencadena por cosas que pasan de afuera o como yo interpreto las cosas que pasan de afuera? Para la mayoría de los investigadores, el estrés es el 10% de lo que pasa y el otro 90% cómo yo tomo lo que pasa. Entre las fotos que yo tengo como recuerdos muy queridos está una que debe tener cuarenta años de antigüedad o más: es una foto con el doctor Hans Seyle, que fue la persona que describió el fenómeno del estrés.
Conviene definir entonces, aunque sea someramente, qué es el estrés. El estrés es la reacción que nos provoca cualquier estímulo. Se llama eustrés cuando ese estímulo provoca algo que nos da placer, algo como ir a bailar, estar con nuestra pareja, mirar un espectáculo que nos atrae, escuchar música o hacer algo que nos de satisfacción. Ese es el eustrés. Después está el estrés malo, el distrés, cuando hay una situación muy fuerte, que produce sensaciones negativas en contra, o una situación que no es muy negativa pero permanece en el tiempo.
Se trata de la reacción que tiene nuestra mente, que tiene nuestro cuerpo, frente a cualquier estímulo. El estímulo puede ser bueno, o un estímulo dañino. El bueno es una cosa que nos da placer, que produce liberación de sustancias buenas en el cerebro, en todo el cuerpo, y el estrés dañino es cuando pasa algo, una pérdida, un conflicto, quedarse sin trabajo, lo que puede estar produciendo en este momento alguna situación crítica provocada por la pandemia o por la cuarentena.
Cuando aparece el estrés negativo que es el distrés, el cuerpo segrega cortisol, una hormona que por un corto tiempo hace bien. Pero con el tiempo si se estira la producción de cortisol es muy dañina para el organismo, porque provoca entre otras cosas un envejecimiento prematuro. Muchas veces lo que pasa es que tiene una dimensión fenomenal. Y otras veces no la tiene.
Cualquiera de esas situaciones lo que provoca son cambios y es el estrés bueno el que hace descargar sustancias buenas dentro del cuerpo, que pueden ser endorfinas, dopaminas, cosas que te hacen sentir bien.
Esa dimensión tiene mucho que ver con lo que me digo yo acerca de lo que pasa. Por eso hay gente que es buena para echar agua cuando aparece un incendio y hay gente para echar nafta cuando aparece un incendio, y tienen mucho que ver las demandas que yo me hago con respecto con la gente por ejemplo, o con respecto a los demás. Si yo quiero satisfacer a todo el mundo es una cosa que me va a generar estrés.
Hay una frase de Fritz Perls, un famoso psicólogo norteamericano que decía: ‘Yo soy yo, vos sos vos, mis cosas son mis cosas y las tuyas son las tuyas. Yo no estoy en el mundo para satisfacer tus expectativas y vos no estás en el mundo para satisfacer las mías, pero si por casualidad o esas cosas de la vida nos encontramos, eso será maravilloso’. Pregúntese cuáles son las cosas que le están produciendo estrés y responda las demandas suyas o si son demandas que convendría cambiarlas por otras.
En líneas generales, los grupos más vulnerables al estrés en tiempos de pandemia, son:
-Las personas mayores y las personas con enfermedades crónicas, porque tienen un riesgo aumentado de padecer la gravedad de la infección si contraen COVID-19.
-Los niños y adolescentes que ven interrumpidas sus tareas habituales y muchas veces no tienen herramientas para enfrentar los cambios.
-Las personas que están ayudando a paliar la situación de emergencia: médicos y otros proveedores de atención sanitaria, o personal de respuesta a emergencias.
-Las personas que tienen trastornos mentales preexistentes. En estos casos resulta indispensable continuar el tratamiento previo en forma virtual o telefónica y estar atentos a los síntomas nuevos que aparezcan o al empeoramiento de los mismos.
-Las personas con problemas de consumo de alcohol o sustancias.
*El doctor Alberto Cormillot es un reconocido médico argentino especialista en obesidad, educador para la salud, escritor y conferencista. Fundó y dirige la Clínica de Nutrición y Salud que lleva su nombre, Dieta Club, la Fundación ALCO (Anónimos Luchadores Contra la Obesidad) y el Instituto Argentino de Nutrición, desde donde asesora a industrias para la elaboración de productos dietéticos y saludables.
Fuente: www.infobae.com