En una persona sana, se considera normal una presión arterial menor a 120/80 mm Hg.
La hipertensión arterial es una afección muy común, pero muchas veces silenciosa, que si no se trata puede derivar en otros problemas de salud. Puede no presentar síntomas, mas eso no reduce el riesgo. Por lo mismo, si sos mayor de 30 años, se recomienda medirte la presión al menos dos veces al año y, si está elevada, acudir a una revisión completa con tu médico.
En una persona sana, se considera normal una presión arterial menor a 120/80 mm Hg. Si uno o ambos números (presión arterial sistólica y diastólica) son mayores de 130/80 mm Hg, se considera presión arterial alta o hipertensión.
Cuando la presión sistólica está entre 120 y 130 mm Hg y la diastólica por debajo de 80 mm Hg, se le llama elevada. Ojo, el valor de una presión normal, es individual, pues en algunos casos se recomienda mantener una presión más baja, por ejemplo, si tenés problemas cardíacos, renales o antecedentes de accidente cerebrovascular.
Ya que algunos factores pueden influir, suele recomendarse hacer varias lecturas en diferentes citas médicas, antes de diagnosticar presión arterial alta. Si la mediste por tu cuenta y salió elevada, acudí a tu médico.
Asimismo, aunque muchas veces no se presentan síntomas, algunas señales de que tu presión arterial está alta, son:
– Dolor de cabeza
– Dificultad para respirar o sangrado nasal
– Náuseas o vómitos
– Confusión
– Cambios en la visión
El problema es que muchas veces estos síntomas se asocian a una forma peligrosa de presión arterial muy alta, pero también pueden pasar desapercibidos. Frente a estos síntomas, medí tu presión y buscá ayuda. Para asegurar una buena lectura, se recomienda no fumar, beber cafeína ni ejercitarte, 30 minutos antes. Asimismo, relajate de 5 a 10 minutos antes de tomarla, sin hablar o ver el teléfono.
Es indispensable poner atención a síntomas como dolor de pecho, problemas de visión, entumecimiento o debilidad, problemas para respirar y otros síntomas de ataque cardíaco o accidente cerebrovascular.
Este padecimiento puede dañar silenciosamente el organismo, pues cuando no es tratada, te pone en peligro de un ataque cardíaco o accidente cerebrovascular fatal. Son muchas las complicaciones a las que se asocia, en especial si no se controla. Por ejemplo, al aumentar progresivamente la presión de la sangre por las arterias, puede dañar las células de su revestimiento interno, lo que contribuye a que sus paredes se vuelvan menos elásticas y limita el flujo sanguíneo.
Asimismo, podrías sufrir un aneurisma o protuberancia en una arteria debilitada que, al romperse pone en riesgo tu vida. Por otro lado, daña tu corazón, ocasionando problemas como enfermedad de las arterias coronarias, corazón izquierdo agrandado e insuficiencia cardíaca.
Sin dejar de lado los daños en el cerebro, como un accidente cerebrovascular, demencia, deterioro cognitivo leve, y en los riñones y otros órganos. En resumen, la presión arterial alta, repercute en la salud de todo tu cuerpo.
De hecho, en la pandemia de covid-19, los pacientes con enfermedades cardiovasculares, incluyendo la hipertensión arterial, corrieron un mayor riesgo de que su condición se agrave o les provoque la muerte.
Para controlarla, es fundamental hacer cambios en tu estilo de vida, incluyendo una dieta saludable para tu corazón, actividad física regular, mantener un peso saludable y limitar la cantidad de alcohol que bebés. Es importante reducir el consumo de grasas saturadas y sal, además de suspender el hábito de fumar.
De igual modo, muchas veces es necesario el uso de medicamentos que ayuden a estabilizar la presión, siempre recetados por un médico, ya que dependen de tus rangos de presión y estado general de salud. Por lo tanto, no te automediques.
Fuente: LT10