¿Es posible darse cuenta que una comida está en mal estado?

Cuáles son las reglas para una dieta más segura y para evitar los alimentos que pueden estar contaminados. Consejos y recomendaciones.

¿Es posible darse cuenta que una comida está en mal estado? Depende. Muchas veces escuché decir “algo me cayó mal” a una persona que está con una gastroenteritis, que está con descompostura, con vómitos, con náuseas, y que se siente mal dos o tres días.

“Algo me cayó mal, pero la verdad que toda la comida que yo comí estaba buena”.

En esta época que se está hablando mucho de hepatitis. Las hepatitis A, B y C son las más comunes. Y la A y B se contagian por alimentos. Por alimentos o por alguien que tocó un alimento y esa persona tenía el virus. La C es por sangre o por relaciones sexuales.

Hoy, quiero hablar de la A y de la B, que es la que se contagia por los alimentos o por un utensilio que fue tocado por una persona que tenía el virus.

La cosa es así, un virus es una cosa muy chiquitita, usted no la puede ver. Entonces cuando uno piensa en que una comida está mal, usted piensa posiblemente en que se va a dar cuenta porque esa comida está podrida o está pasada. Eso es muy difícil que pase, eso pasa en muy contadas oportunidades porque nadie va a comer una comida que está podrida. Lo que la comida está, es contaminada y no hay ninguna manera de darse cuenta.

De ahí la importancia de lavarse las manos, especialmente los que manejan chicos antes y después de los pañales, antes y después de cocinar, no mezclar lo crudo con lo cocido…

Es absolutamente imposible saber si una comida está contaminada, lo que sí es posible es saber cuáles son las reglas para que esa alimentación sea más segura. Porque no todo es lo que parece.

Recuerden que a veces hasta el azúcar parece sal.

Bonus Track: cómo evitar comer algo indebido cuando se hace un tratamiento para adelgazar

Casi todas las personas que se encuentran haciendo un tratamiento para adelgazar cometen errores. Tanto quienes apenas comienzan su camino como los que ya alcanzaron su peso ideal ideal. Con frecuencia, lo que comienza como un simple recreo o desliz se transforma en un tropezón: un mal período. A su vez, si el tropezón se prolonga y se van cambiando actitudes hacia el tratamiento, se puede llegar a una recaída que, en su máxima expresión lleva al reengorde y al abandono del tratamiento.

Una secuencia posible en este proceso suele incluir al desliz, el lapso, el tropezón, la puerta giratoria, la caída, la recaída, y el reengorde. Afortunadamente, no siempre es así. Todo depende de cómo se reaccione frente al desliz: algunos lo toman como experiencia y aprenden para no volver a caer; mientras que otros se cargan de culpa y sentimientos negativos, lo que disminuye su autoestima y los encamina hacia el camino peligroso.

¿Qué hacer? Uno de los modelos más interesantes entre los muchos que se han propuesto sobre la recaída y prevención es el concebido por el doctor Alan Marlatt, de la Universidad de Washington, Estados Unidos. Aunque el término recaída es inapropiado, ya que nadie dice que la persona con diabetes que descuida su alimentación o no toma la medicación “recae” en su enfermedad, lo seguimos usando por ser de conocimiento público. En el proceso de aprender a mantener un peso saludable muchas personas atraviesan este período. Aquellas que consiguen aprovechar la experiencia a su favor adquieren estas herramientas para el fortalecimiento del autocuidado responsable del peso.

Algunas situaciones de riesgo ante la recaída incluyen a las emociones, las excusas, las tentaciones y la presión social. En cuanto a las emociones, tanto positivas como negativas, dependen del estilo de vida que uno tiene y de la forma en que se maneja el estrés. En muchos casos, pueden ser el primer detonante para comer algo fuera del programa de alimentación, porque la balanza no se mueve, después de una semana de cumplir con el plan al pie de la letra.

Las excusas también están presentes en esta problemática. “Voy a probar un poquito nada más”, suelen anticiparse algunas personas. En lo que respecta a las tentaciones, suceden en presencia de comida como en un kiosco, una vidriera, en una fiesta, o en su ausencia pensando insistentemente en un bocado por ejemplo. Los momentos de celebración y festejo sin planificación son también un problema. Una situación de riesgo a veces comienza como una decisión aparentemente inocente, por ejemplo al comprar galletitas “para los chicos”, o decidiendo no comer antes de ir a una fiesta creyendo que, de todos modos, uno podrá cuidarse.

¿Cuál podría ser la solución? Ante el problema de aumentar la porción, no realizar las 6 ingestas diarias recomendadas o picar, la alternativa es planificar, pesar los alimentos y sacar foto de la porción. Si de disminuir la frecuencia de la actividad física se trata, una opción viable es variar el tipo de actividad y fraccionarla en períodos cortos. Si la persona se está pesando con menor frecuencia, no realiza la curva de peso ni registra comida y movimiento, se recomienda retomar este registro.

*El doctor Alberto Cormillot es un reconocido médico argentino especialista en obesidad, educador para la salud, escritor y conferencista. Fundó y dirige la Clínica de Nutrición y Salud que lleva su nombre, Dieta Club, la Fundación ALCO (Anónimos Luchadores Contra la Obesidad) y el Instituto Argentino de Nutrición, desde donde asesora a industrias para la elaboración de productos dietéticos y saludables.

Fuente: www.infobae.com

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