El uso excesivo del calzado bajo es tan perjudicial como el taco alto, según los expertos

Si bien las últimas tendencias dejan ver que se puede estar elegante y bien vestida con zapatillas deportivas, la comodidad que provee este tipo de calzado puede traer consecuencias y generar algunas dolencias. Cuál es la altura ideal y por qué.

Suele decirse que “lo que es moda no incomoda”. Sin embargo, cuando de calzado se trata, lo cierto es que pasar largas jornadas laborales, o bien una noche de fiesta, arriba de un zapato que causa molestia no es nada agradable. Además, existe mostrada evidencia de que los zapatos de taco alto pueden afectar la forma y el funcionamiento del pie, así como la postura y el movimiento del cuerpo.

Así las cosas, no todo lo que reluce es oro, y si bien las últimas tendencias de moda llevan temporadas demostrando que se puede vestir elegante y cómoda calzando unas balerinas, sandalias chatas e incluso unas zapatillas deportivas, los especialistas aseguran que esa aparente comodidad que ofrece un zapato plano puede terminar generando dolencias en los pies, las pantorrillas e incluso las rodillas.

“Muchas veces no le damos la importancia que tiene al calzado. La mayoría de las molestias en las piernas, las plantas del pie o el tendón de Aquiles, vienen por el uso de un mal calzado. Siempre se ha hablado de los problemas que puede causar en nuestros pies el uso de tacones, pero usar zapatos totalmente planos tampoco es la solución”, explicó Javier González, entrenador y director de JG Fitness Coaching.

El médico cirujano general y flebólogo Lucas Zurlo (MN 121.820) reconoció que “las patologías más frecuentes ocasionadas por el uso de zapato bajo afectan desde el punto de vista traumatológico”. “El zapato que no tiene nada de taco trae consecuencias a nivel traumatológico. Desde el punto de vista flebológico, lo importante es que los músculos de la parte posterior de la pierna, que son los gemelos y el solio, son claves para el buen funcionamiento de la bomba muscular. O sea, las venas están estratégicamente ubicadas entre esos músculos para que al contraerse, eyecten la sangre y favorezca el retorno venoso hacia el corazón”, explicó el especialista, quien refirió que “cuando se usan zapatos de taco durante largos periodos de tiempo ese retorno se ve dificultado y esto acarrea como consecuencia una profundización de la patología venosa crónica en quien la padece o si no, la aparición de arañitas y várices”.

Si bien es cierto que llevar tacones altos durante mucho tiempo es perjudicial y que en exactamente una hora, seis minutos y 48 segundos llevándolos –tal y como confirmó el Colegio de Podólogos del Reino Unido en un estudio con 2.000 mujeres– comienza a sentirse ese reconocido ardor en la almohadilla delantera y la tensión en el arco del pie, al parecer, algo similar podría pasar con el calzado plano.

El médico especialista en Ortopedia y Traumatología Martín Rofrano (MN 132.906) es integrante del staff del servicio de Ortopedia y Traumatología del Hospital Alemán, detalló que “muchas de las patologías adquiridas de la porción anterior del pie (dedos y metatarsianos) en los adultos tienen relación con un calzado mal adaptado”.

Y tras ampliar que “dentro de estas se incluyen deformidades típicas como Hallux Valgus (juanete), juanetillo de sastre, dedos en garra, callosidades / queratosis plantares, helomas (ojos de gallo), alteraciones en las uñas de los pies, neuromas, metatarsalgia, fascitis plantar”, el especialista en pierna, tobillo y pie destacó que “no solo el pie sufre las consecuencias; también se perjudican las piernas, rodillas, muslos, caderas y columna”.

Pero, ¿cuál es la causa? Según comenzó a explicar el podólogo Fernando Martínez Merino, “se debe hacer una doble categorización de lo que se entiende por zapato plano, puesto que la realidad es que los pacientes confunden plano con fino o sin amortiguación”.

En ese sentido, para Rofrano, “no existe un único calzado adecuado para todos. El pie no debe adaptarse al calzado, es el calzado el que debe adaptarse al consumidor, teniendo en cuenta el tipo de actividad, la forma del pie y los antecedentes clínicos”.

– ¿Qué características debería reunir el calzado adecuado de uso diario?

– Rofrano: El calzado habitual (de uso diario) debería reunir las siguientes características:

* Las suelas deben tener cierta flexibilidad pero no ser deformables, no deben ser ni demasiado gruesas ni finas (aproximadamente 1,5-2 cm), idealmente confeccionadas con algún material derivado de la goma que permita la amortiguación.

* La porción externa de la suela, que contacta con el suelo, debería ser rugosa (grip) para permitir un correcto agarre y la porción interna de la suela que contacta con el pie, blanda y confortable.

* Los tacones o talón deberían amortiguar el impacto de la porción posterior del pie, idealmente anchos para lograr una base amplia de soporte. La altura del tacón no debería superar los 3-4 centímetros.

* La porción superior del calzado (empeine o capellada) debe ser de un material suave y que permitan la oxigenación. Los dedos deben poder moverse dentro del calzado.

– ¿Chatitas o plataformas?

– Rofrano: Ni las chatitas ni los zapatos con plataformas reúnen las características de un calzado ideal. Las chatitas presentan una suela muy flexible, sin capacidad de amortiguación. Esto implica una sobrecarga de todas las articulaciones del pie y el tobillo, agravado por un tipo de suelo muy rígido en el cual caminamos diariamente. Las plataformas de gran altura tienden a ser inestables. Para lograr mantener el equilibrio se sobrecargan grupos musculares, generando dolores en miembros inferiores y columna. Este tipo de calzado, aumenta el riesgo de caídas, esguinces y fracturas. Si bien las suelas son muy altas, en general son muy rígidas y no presentan la capacidad de amortiguación.

En la misma línea, para González “lo idóneo es que tenga una suela, ni muy fina ni muy rígida, para que aporte una correcta amortiguación y no sea el pie el que soporte totalmente el impacto de la pisada”. Y agregó: “Si usamos calzado totalmente plano, el pie no tendrá un buen apoyo en la zona del talón ni una forma adecuada para el arco del pie, provocando dolor tanto en los músculos como en los tendones del pie y estructuras cercanas a él”.

Una vez distinguidos estos dos aspectos, cabe destacar que un buen zapato plano es aquel en el que sí existe una diferencia de altura entre la zona del tacón y de la parte anterior del pie, lo que se conoce como drop, y que “puede ser beneficioso en muchos pacientes como los que presentan biomecánicas compensatorias por otras patologías o los que tienen retracción de la musculatura posterior de pierna o muslo, casos en los que tener un poco de tacón propicia que se desarrolle el mecanismo compensatorio de pronación que se realiza para poder doblar el tobillo mejor”, apuntó Martínez Merino.

Ahora, si no se padece ningún problema diagnosticado en la musculatura y estructura de los pies, las piernas o los tobillos, abusar del zapato plano puede ser tan perjudicial como hacerlo de los tacones de 10 centímetros y, según los expertos, puede llegar a causar, entre otras, estas cinco lesiones:

1- Osteoartritis: inflamación y desgaste de la articulación que está sobrecargada. Puede suceder en la rodilla o en el tobillo.

2- Fascitis plantar: inflamación y degeneración de la fascia, una red de tejido conectivo que va desde el hueso del talón hasta los dedos del pie.

3- Cambio de postura: hiperextensión de rodilla y/o cadera y anteversión de la pelvis que pueden generar una lordosis lumbar.

4- Arco caído: trastorno de la zona del puente que sufre en exceso al ir siempre plana. Se traduce con el tiempo en dolores al caminar.

5- Tendinitis: tensión en tendón de Aquiles, gemelos e isquiotibiales que se sobrecargan y sufren si se pasa de llevar tacón a calzado plano.

¿La solución? Invertir en calzado con buena amortiguación y agarre del pie. Además, y para mayor precisión, ya se sabe que los especialistas recomiendan que el taco mida alrededor de 3,5 centímetros.

Es lo que los expertos llaman el “tacón sensato” y es ese que hace no pecar ni por exceso ni por defecto y que no cambia la forma de andar ni la biomecánica del cuerpo.

 

Fuente: www.infobae.com

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