El origen de la “ñ”: ¿de dónde viene la letra más española del abecedario?

Aunque es nuestra marca de identidad, también existe en otras lenguas. La resistencia de símbolo que muchas veces no está en el teclado.

Estamos tan acostumbrados a verla que no nos detenemos a pensar en que es una rareza. Sí, lo es. Aunque como sonido existe en muchas lenguas, como grafía, la “ñ” es profundamente española. Se trata de una invención medieval que empezó por practicidad y terminó siendo el emblema de nuestro idioma.

El camino de la “ñ”

Para encontrar el origen de esta letra, tenemos que ir a la Edad Media. Frente a sus atriles, los monjes o los escribas desplegaban sus rollos de pergamino y dedicaban horas a copiar textos que serían fundamentales para nuestra cultura.

El latín dejaba paso a las lenguas romances (español, francés, portugués, italiano) y había que copiar mucho e invertir el menor tiempo posible y la menor cantidad de papel posible. Estas cuestiones para nada científicas dieron origen a la “ñ” que no es sino una simplificación de algunas combinaciones o repeticiones de letras (nn, mn, gn, nio) que estaban en latín. Así, del latín “annus” surge “año”; de “somnus”, “sueño”, de “pugnus”, “puño” y de “senior”, “señor”.

El símbolo “ñ” fue una manera de unificar, de resolver esta multiplicidad de variaciones fonéticas que cada copista transcribía según su percepción. Para resolver la confusión, eligieron el mejor camino: optaron por la “n” con sombrero. Colocaron una virgulilla o tilde sobre la “n” y dieron fin a ese pequeño Babel.

¿En todas las lenguas romances estos sonidos del latín se representaron con la eñe? No, otras lenguas tomaron otras decisiones, el francés y el italiano optaron por la combinación “gn”: Allemagneespagnolo y el portugués la forma “nh”, Espanha.

El premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez es conocido por sus novelas y también por haber criticado ferozmente las reglas ortográficas durante un Congreso de la Lengua. Sin embargo, a la hora de referirse a la eñe resalta la superioridad del castellano sobre otras lenguas romances: “La ñ no es una antigualla arqueológica sino todo lo contrario: un salto cultural de una lengua romance que dejó atrás a las otras al expresar con una sola letra un sonido que en otros lugares sigue expresándose con dos”.

Todos aceptamos que es nuestra marca de agua, claro, pero esta grafía también se encuentra en otros idiomas para representar más o menos los mismos sonidos. En Europa, el gallego y el asturiano la tienen en su escritura. En América Latina, lenguas como el quechua, el guaraní y el mapuche también la registran. Si nos preguntamos cómo viajó desde la Península Ibérica, hay una respuesta lingüística y política. Cuando los españoles llegaron a América, se encontraron con que las lenguas de los pueblos originarios no tenían sistemas de escrituras establecidos. Al proceder a la transcripción del oral, se empleó la grafía “ñ” para representar los sonidos semejantes a los de este fonema en castellano.

La “ñ” en el diccionario

Aunque parece que hubiera estado desde siempre, la Real Academia Española incorporó la letra al diccionario en 1803. Sin embargo, su utilización databa de mucho antes. La diversidad de grafías empezó a estabilizarse cuando el rey Alfonso X, el Sabio, planteó la reforma ortográfica en el siglo XIII. Este soberano, muy ligado a la difusión de la cultura, determinó la preferencia de la “ñ” para representar los sonidos latinos que mencionamos más arriba. Aunque tardó tanto en llegar al diccionario, Antonio de Nebrija, el autor de la primera Gramática Española, la incluyó en su obra en 1492, el año de la llegada de los españoles a América.

La batalla del teclado

Si una lengua fuera poderosa por su extensión, el español sería la segunda más poderosa del planeta porque, después del chino mandarín, es la más hablada del mundo. Sin embargo, el poder es más amigo del dinero que de la cantidad de hablantes.

Este dilema geopolítico me viene a la cabeza cada vez que me enfrento a un teclado y no la veo. No está la letra que más representa mi lengua y me da furia. Es así, no es que no haya teclados con esa grafía, pero en la mayoría de los casos la “ñ” está, pero oculta tras algún otro símbolo como si no tuviera el privilegio de ocupar un lugar.

El deseo de “unificación” llevó a la Unión Europea a reclamar, a fines del siglo XX, la eliminación de la letra para favorecer la uniformidad de teclados. En la lucha de David contra Goliat, es un triunfo que brille detrás de extravagantes combinaciones alfanuméricas.

Fuente: tn.com.ar

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