Consejos para que los chicos disfruten de forma segura en el agua

Los elementos de seguridad no sustituyen la vigilancia y acompañamiento de un adulto.

Las piletas pueden tener un atractivo poderoso para los chicos más pequeños, incluso cuando no es hora de nadar. La vulnerabilidad es diferente según la edad. Los menores de un año dependen de sus cuidadores y pueden ahogarse muy rápido y en poca cantidad de agua, como en baldes, tachos, zanjas, acequias y pozos.

Aprender a nadar debería quizá ser una de las prioridades para una familia. Se debe tener en cuenta que el momento de inicio del aprendizaje de la natación es individual y depende de una variedad de factores.

Las primeras experiencias en el agua

“Hay una tensión entre libertad y seguridad. Claro que deben entrar al agua con bracitos flotadores o chalecos salvavidas, pero la experiencia debe ser de disfrute, no hay que transmitirle el miedo al agua. La persona que se meta a la pileta con el chico, debe brindarle seguridad, para que quede una sensación placentera”, recomienda Adriana Grande (MN. 58.804), médica y psicoanalista especialista en vínculos padres-hijos.

María Cecilia Rizzuti (M.N. 82.871), médica pediatra del Comité de Prevención de Lesiones de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), señala que “para proteger a los niños debe haber una vigilancia permanente de al menos un adulto atento y comprometido, y la enseñanza del niño, debe ser de acuerdo a su edad y sus posibilidades de comprensión, sobre los riesgos y las precauciones que deben tomar, así como el aprendizaje oportuno de destrezas en el agua para minimizar el peligro”.

Al agua en pañales

Si los chicos todavía usan pañales para nadar, estos repelen el agua y ajustan suavemente la cola y la cintura del niño, pero no son impermeables. Si llegara a defecar en el momento en el que está en el agua, es posible que la materia fecal se escape del pañal.

Un informe de la Clínica Mayo indica que un pañal sucio puede contener gérmenes que causan diarrea y contaminan el agua de la piscina o de otros lugares de baño, entre ellos el parásito criptosporidio. En las personas sanas, la infección por criptosporidiosis provoca diarrea. Las consecuencias pueden ser más graves en las personas que tienen sistemas inmunitarios debilitados.

Si se permite que el bebé nade con pañales, hay que hacer pausas para cambiarle el pañal en el baño o para que utilice el inodoro. Si el chico tiene diarrea, no hay que permitir que ingrese a la piscina.

Los chicos, el agua y el sol

“Que este más fresco en el agua no significa que esté protegido del sol. Siempre deben tener un gorrito en la cabeza y los protectores solares con factor de protección mayor a 50 son hidrosolubles de manera tal que salen con el agua. Hay que renovarlo cada dos horas y cada vez que sale de la pileta si va a seguir al aire libre”, recomienda el expresidente de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) Omar Tabacco (M.P. 8.942).

Otra pregunta frecuente es que sucede si los chicos tragan agua de la pileta. “Sin duda, va a tragar agua en la piscina en algún momento, especialmente cuando esté aprendiendo a nadar. Tragar un poco de agua no suele ser motivo de preocupación, pero tragar mucha agua puede causar enfermedades”, advierte el pediatra.

Fuente: tn.com.ar

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