Es una costumbre matutina que muchas personas adoptan diariamente, pero algunos expertos no concuerdan con este comportamiento. Cuándo recomiendan realizarlo y por qué.
Desde que somos chicos nos enseñan la importancia de lavarnos la cara. Es una costumbre matutina aceptada, extendida y que todo el mundo practica, pero como tantas otras verdades asumidas, no conocemos las razones por las que lo hacemos. Además, ¿con qué frecuencia realmente deberíamos lavarnos la cara? ¿Y existe tal cosa como lavarse en exceso?
“Lavarse la cara ayuda a eliminar la suciedad, el maquillaje y la contaminación y repone la humedad de la piel”, dijo en diálogo con USA Today, el doctor Jordan Carqueville, dermatólogo certificado y fundador del Instituto Derm de Chicago. “Y si no lo hacemos con la frecuencia suficiente, es posible que notemos una acumulación de células de la piel y poros obstruidos, lo que podría provocar acné”, añadió.
Según el experto, la frecuencia con la que nos lavamos la cara depende de nuestro tipo de piel y nuestros objetivos, pero en promedio, debemos hacerlo una o dos veces al día. Por supuesto, no todos tenemos el tiempo o la paciencia para lavarnos la cara por las mañanas, lo cual, en muchos casos, está bien. Carqueville dijo que si solo se hace una vez, se debe priorizar el lavado nocturno. “Es por la noche cuando vas a poder quitar la suciedad, el maquillaje y la contaminación”, advirtió.
“Lavarse la cara por la mañana elimina el sudor y la grasa (del cabello) que se acumulan en la cara mientras dormimos. También elimina las bacterias de la funda de la almohada”, explicó a Insider Sara Hogan, dermatóloga del UCLA Medical Center, Santa Mónica. Además, aseveró que lavarse la cara por la mañana “es importante para crear un lienzo en blanco y aumentar la eficacia de los productos para el cuidado de la piel durante el día, incluidos los humectantes y los protectores solares”.
Mientras tanto, según la experta, “el lavado nocturno elimina impurezas como maquillaje, suciedad, aceites, sudor e incluso residuos de la polución que se acumulan en la piel a lo largo del día. El objetivo aquí es evitar la obstrucción de los poros, lo que puede provocar irritación y acné”.
hay algunas advertencias sobre la regla de dos veces al día. Por ejemplo, Campbell recomienda quitarse el maquillaje antes de hacer ejercicio y lavarse la cara después de hacer ejercicio. Cuando hacemos ejercicio, los aceites naturales y el sudor pueden acumularse en la piel en cantidades más altas, lo que conlleva un mayor riesgo de obstruir los poros y causar brotes. “El sudor, el aceite y la suciedad se acumulan en la piel y pueden bloquear los folículos pilosos, lo que aumenta el riesgo de brotes de acné”, indicó.
Si estás en movimiento y no tenés tiempo para un verdadero lavado después del entrenamiento, Campbell recomienda al menos usar una toallita facial sin fragancia. Otra situación en la que quizás tengas que lavarte la cara más de dos veces al día es si vivís en un clima cálido y húmedo o en algún lugar con altos niveles de contaminación.
Por otro lado, si tu piel está muy irritada o experimentás una inflamación activa, como brotes de rosácea o eccema, podrías limitarte a lavarte una vez al día, en cuyo caso deberías lavarte por la noche para eliminar el maquillaje de la piel, sudor, suciedad, aceites y contaminación del día. Sin embargo, la mayoría de las personas pueden tolerar lavarse la cara dos veces al día siempre que usen un limpiador suave.
Cómo elegir un limpiador adecuado
Si una persona tiene una piel propensa al acné, lo recomendable es que se lave una vez al día con un limpiador de peróxido de benzoilo. Si tiene piel sensible con acné o rosácea, debe hacerlo una vez al día con un limpiador de azufre. Por último, si su piel es grasa, lo aconsejable es que lo haga una vez al día con un limpiador de ácido glicólico o ácido salicílico.
En general, no se recomiendan los jabones de tocador ya que suelen tener un pH muy alto que no es compatible con el de la piel y podrían deshidratar la piel. Se recomienda siempre usar agua fría o tibia porque el agua caliente puede congestionar la piel”, explicó a este medio Adriana Raimondi, médica dermatóloga miembro de la Sociedad Argentina de Dermatología y de la Academia Americana de Dermatología.
Algunos ingredientes que deberíamos evitar
– Lauril sulfato de sodio (SLS): esto se agrega comúnmente a muchos limpiadores para actuar como agente espumante. Sin embargo, puede eliminar los aceites naturales de la barrera protectora de la piel, causando sequedad e irritación.
– Fragancia: es mejor usar limpiadores con etiquetas que digan “sin fragancia” para estar seguros. “‘Fragancia’ es un término general para numerosos, si no cientos, de productos químicos que pueden causar irritación en la piel”, advierte Hogan.
– Alcohol: se puede agregar alcohol para diluir fórmulas más espesas de limpiadores, pero puede resecar mucho la piel. Hogan recomienda tener cuidado con los lavados a base de alcohol si nuestra piel ya está seca y sensible.
5 pasos para seguir y hacerlo correctamente, según los expertos
– Mojar la cara con agua fría o tibia.
– Usar algodón o una toallita para bebés para aplicar una cantidad de limpiador del tamaño de una moneda en la cara.
– Masajear el limpiador en la piel suavemente durante unos 20 segundos.
– Enjuagar con agua fría o tibia.
– Secar la cara con palmaditas (no frotar) con una toalla suave y limpia.