Cómo reaccionar frente a alguien que sufre una convulsión por epilepsia

La epilepsia es una enfermedad neurológica crónica muy frecuente. De acuerdo con datos de la Liga Argentina contra la Epilepsia, una asociación internacional que clasifica tipos de convulsiones y síndromes epilépticos, en Argentina afecta a 1 de cada 100 personas y, según la Organización Mundial de la Salud, cada año se diagnostican alrededor de 5 millones de casos en el mundo.

Se caracteriza por convulsiones recurrentes, que tienen que ver con descargas eléctricas en diferentes partes del cerebro y que se manifiestan a través de contracciones musculares involuntarias, pérdida de la conciencia, alteraciones del movimiento, de los sentidos y de otras funciones cognitivas.

Es una enfermedad que requiere la comprensión y conocimiento del entorno familiar de quien la padece. A pesar de que con el paso del tiempo logró conocerse más sobre esta enfermedad, para los expertos aún falta tomar mayor conciencia y conocer qué es lo que se debe hacer frente a una persona que sufre una crisis. Cabe destacar que en el 90% de los casos se extienden durante 1 a 3 minutos y, si la persona es asistida correctamente, no conllevan riesgo de vida.

En el momento en que se produce una convulsión es importante implementar algunos cuidados básicos:

– Poner a la persona de costado.

– Asegurarse de que no se golpee la cabeza.

– Aflojarle la ropa alrededor del cuello y la cabeza.

– No intentar abrirle la boca.

– Acompañar a la persona hasta que pase la crisis.

– Si el episodio dura más tiempo es importante acudir a un centro médico o llamar a una ambulancia.

La doctora María Vaccarezza, médica neuropediatra del Hospital Italiano de Buenos Aires, explicó que “en general, inclusive en las escuelas, muchas veces preguntan a los padres y madres qué hacer en caso de crisis epiléptica, pese a que es una cuestión de primeros auxilios básica que se debería conocer. Aún persiste el mito de que la persona se traga la lengua o que hay que meterle algo en la boca para que no se muerda. Todo lo contrario; hay que dejar al paciente tranquilo, que respire, ponerlo de costado y nada más. Así como la mayoría de la población no sabe qué hacer frente a un síncope o una herida cortante, también desconoce cómo manejarse frente a una crisis epiléptica y todo esto debería enseñarse en las escuelas”.

“Décadas atrás, los padres y madres no avisaban en las escuelas que sus hijos e hijas tenían epilepsia por miedo a la discriminación o al estigma, pero hoy esto cambió. A nivel familiar, sobre todo en pacientes con crisis frecuentes, su entorno ya identifica las señales de alarma ante las cuales hacer un manejo en la casa con medicación o concurrir a una guardia”, dijo la especialista.

Además, aclaró que en los niños, cuando van a la casa de amigos o abuelos y se quedan a dormir, por ejemplo, se recomienda que haya un adulto responsable de administrar la medicación durante la noche, que sepa cómo actuar en caso de una emergencia y procure evitar factores desencadenantes como la falta de sueño, ingesta de alcohol u olvidarse de tomar la medicación. “Algo particular en los niños y las niñas es que, cuando se los diagnostica, ellos enseguida se lo comunican a sus amigos y estos lo toman con más naturalidad que los adultos y colaboran. En cambio, en los adolescentes, se ve una tasa mayor de rebeldía, de pensar que no les va a pasar nada, lo que hace que algunos se pongan en riesgo por no tomar la medicación en forma sistemática, pero es importante que vayan haciéndose responsables del cuidado de su salud”, dijo la doctora.

Por qué se producen las convulsiones

La epilepsia se diagnostica luego de dos crisis diferidas en el tiempo, sin una causa aparente. Luego de estos episodios se realizan estudios precisos para identificar cuál es el origen que lleva a estas crisis. Si bien suelen aparecer durante los primeros cinco años de vida, producto de malformaciones de nacimiento o en otros casos por enfermedades de origen genético, puede afectar a personas de cualquier edad. En algunas ocasiones se origina a partir de los 60 o 65 años, por traumatismos cerebrales, el desarrollo de un ACV o cuadros de demencia.

“En niños y niñas se estima que entre el 30 y 40 por ciento de las epilepsias son de origen genético, incluyendo algunas de las variantes más severas. Las causas genéticas de epilepsia tienen un tratamiento diferente; en esta enfermedad es crítico comenzar por conocer su causa para luego elegir específicamente el tipo de tratamiento que mejores resultados permitirá obtener”, dijo Vaccarezza.

Cuando no se logra controlar las convulsiones

La especialista destacó la importancia de determinar los cuadros de epilepsia refractaria, que son aquellos en los que los pacientes no logran controlar sus crisis tras haber intentado con al menos dos medicaciones antiepilépticas tradicionales. Esta variante severa de la enfermedad representa un 30% de los casos y suele darse en pacientes que además presentan discapacidad intelectual o autismo. En tal sentido agregó que si no se responde a los medicamentos, es necesario un enfoque diferente y la terapia cetogénica, que consiste en modificaciones nutricionales específicas, con un seguimiento multidisciplinario estricto que obtiene muy buenos resultados en la reducción de convulsiones diarias.

La doctora María Vaccarezza hizo especial hincapié en la importancia de que esta enfermedad sea manejada siempre por un neurólogo infantil en el caso de tratarse de niños. Además destacó que la difusión sobre primeros auxilios es fundamental, y que los pacientes que no pueden acceder a su tratamiento sepan que existe la Ley Nacional de Epilepsia, N° 25.404, que garantiza que reciban el tratamiento que necesiten, inclusive quienes no tienen cobertura de salud.

Fuente: www.infobae.com

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