El INTA elaboró un proyecto emergente para determinar los efectos sobre los sistemas de producción y el ambiente de la prolongada bajante. La ganadería de islas es una de las principales actividades afectadas.
Técnicos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) trabajan en articulación con el sector público y privado para determinar los impactos productivos y ambientales de la bajante extraordinaria del río Paraná.
Según el Inta, la crisis del Paraná no solo es grave por lo pronunciado de la bajante, sino también por su prolongación en el tiempo; y su impacto no solo se observa sobre el cauce, sino que se propaga en lo profundo de los territorios aledaños al río.
“La Cuenca del Paraná es un sistema complejo –represas, humedales, planicies aluviales, lagunas, delta– y de mucha extensión territorial«, explicó Pablo Mercuri, director del Centro de Investigación de Recursos Naturales (Cirn) del Inta.
Para Mercuri, «la normalización de su régimen hidrológico llevará tiempo y dependerá de la regularización de las lluvias; y no solo deben recuperarse los niveles hídricos de todos los reservorios naturales y de las represas en cuenca alta, sino también el nivel de reserva de agua en el perfil del suelo de cinco estados de Brasil en situación de sequía histórica”.
La bajante del río Paraná “es la peor desde 1944, con la probabilidad de superar aquella emergencia histórica”, advierten desde el Instituto Nacional del Agua (INA), que estimó que el río en Santa Fe alcanzaría sus niveles más bajos de la historia a fines de septiembre.
El Gobierno declaró el estado de emergencia hídrica por los próximos 180 días en las provincias de Formosa (norte), Chaco (norte), Corrientes (noreste), Santa Fe (centro-este), Entre Ríos (este), Misiones (noreste) y Buenos Aires (este), al verse afectadas por la bajante histórica del río Paraná.
“Dependemos de la magnitud y la frecuencia de las lluvias durante la primavera para visualizar el escenario futuro más probable”, afirmó Mercuri,
Debido a este análisis, “es muy probable que convivamos con la situación de emergencia que genera la bajante durante los próximos meses de este año”, agregó.
Según afirmó el director del Cirn, “lo que ocurre en el Paraná y en otros grandes ríos del planeta (sea por excesos o déficit extremo) es un indicador de la gran problemática que el cambio global y climático genera sobre el elemento agua”.
El Inta elaboró un proyecto emergente para determinar los impactos sobre los sistemas de producción y los efectos ambientales acumulativos de esta prolongada bajante en los territorios, trabajando con los referentes y los especialistas de esta amplia región.
“En los próximos días muchos de los puertos mostrarán alturas de valores cero o varios centímetros por debajo del cero”, expresó el director.
“A los graves problemas de logística a lo largo del todo el río y tránsito de pobladores, así como el problema del acceso al agua en cantidad y calidad por las poblaciones aledañas, se suma todo lo productivo propio de los territorios a lo largo de la cuenca”, agregó.
Entre los principales impactos productivos, se puede mencionar la ganadería de islas, bajos y de áreas de ribera afectadas por la baja disponibilidad y calidad del forraje, así como por la falta de agua para bebida, los problemas en la captación de agua por las arroceras; también afecta a la apicultura dado el impacto en la floración de especies nativas o por la aparición de especies invasoras, la pesca comercial y la artesanal, y demoras para el traslado de madera en zonas del Delta.
En Santa Fe, “los principales problemas son ambientales y productivos y tienen similitud con la mayoría de las zonas del país afectadas por la sequía”, explicó Alejandro Longo, director del Centro Regional del Inta de esa provincia.
En lo puntual, destacó que a nivel productivo se reportaron problemas con el cupo de cargas portuarias ya que la producción de cultivos (soja, maíz, sorgo) y de carne de la provincia sale del puerto de Rosario.
“Actualmente, los barcos no cargan su capacidad total. Más allá de las pérdidas de divisas ocasionadas, a nivel provincial afecta la actividad de productores y transportistas”, subrayó Longo.
La escasez de agua genera inconvenientes en la ganadería de isla. “La menor disponibilidad provoca inconvenientes para que los animales accedan a los cursos de agua para beber”, dijo el director del Inta Santa Fe.
Pero los problemas no son solo productivos, sino también ambientales, entre los que se destacan el incremento del riesgo de incendios de pastizales, la afectación de la biodiversidad tanto de la flora como la fauna y la dinámica de los humedales abastecidos por el río.