Como los seres humanos, los perros y los gatos también sufren por las bajas temperaturas. Aunque algunos más que otros.
Los días son cada vez más fríos, las temperaturas bajan y bajan conforme se adentra el invierno y los frentes fríos nos atormentan con sus entradas y salidas. El frío intenso lo sentimos los seres humanos muy marcadamente y nuestros animales de compañía también.
Esa es la razón por la que debemos tener algunos cuidados especiales con ellos, manteniéndolos dentro de la casa sobre todo si son pequeños o en un lugar donde puedan resguardarse del frío. Muchos perros soportan muy bien las altas temperaturas, mientras que otros son muy sensibles al frío.
Si tiembla en el invierno, seguramente es porque soporta muy mal el frío. Esto se da más en los animales sin pelo o de pelo corto, en los cachorros y en los viejitos y en los animales de patas largas. También los animales que padecen insuficiencia renal, hepática o cardíaca, o diabetes o hipotiroidismo sienten más el frío que otros animales semejantes, pero sanos.
La intolerancia al frío se manifiesta mucho menos en animales adultos jóvenes de pelo largo o semilargo. En el invierno, habría que reforzar la dieta en un 10% más de la cantidad de alimento ofrecido. Tenemos que asegurarles también un buen lugar de descanso: cómodo, limpio, seco y con una manta para poder dormir con temperatura adecuada.
Los perros, además, tienen una muda estacional que se produce dos veces al año en los perros y una vez al año en los lobos. Esa muda está alterada por la convivencia bajo techo y la iluminación permanente de nuestros perros. Durante la muda de pelo en los perros podemos observar la caída del mismo en grandes cantidades, ya que la finalidad no es otra que la de preparar el manto para el cambio de temperaturas, ya que cuentan con dos capas de pelo: uno largo y firme, exterior, que llamamos pelo verdadero, y otro corto y laxo, interior, muy fino y tenue, que llamamos lanugo, lanilla, jarre o felpa.
La primera capa de pelo, cae lacia a dos aguas o por lo menos tiende a ello, siendo una excelente protección y aislamiento contra las inclemencias del tiempo, sobre todo la lluvia. Esta capa es entonces un aislante de la humedad. El pelo de ella es prácticamente permanente, no está sometido a mudas estacionales, o sea que no se cae sino que sufre un reemplazo constante, paulatino e imperceptible.
La segunda capa de pelo, genera una excelente aislación térmica, y está sometida a lo que llamamos muda estacional, el perro la pierde antes del verano pues durante él no la necesita. No todas las razas tienen esta capa, por ello se dice que algunas de ellas no pierden el pelo.
O sea que el perro tiene un impermeable aislante por encima y un abrigado suéter por debajo que se saca o se pone según la necesidad. Frente a este panorama queda claro que el perro pierde el pelo (y tal vez no las mañas) en algunas estaciones del año, sobre todo en aquellos lugares con marcadas diferencias estacionales.
En los perros es más fácil detectar cuando tienen frío ya que son un poco más expresivos, pero los gatos no siempre muestran su sentir y es más complicado saberlo. No todos los gatos sufren igual el frío, pero los de pelo corto, o sin pelo es probable que la pasen mal en la temporada invernal.
Los gatos no tienen el pelaje ni tan grueso ni con doble capa como los perros, por lo que son, en general, menos tolerantes al frío; en especial los de escaso pelo, los enfermos, los cachorros y los viejos. Es recomendable agregar una manta a su cama. Deberíamos darle un alimento con mayor carga calórica o complementos, solo si son gatos de afuera.
A los gatos de adentro no es recomendable subirles la dieta en calorías porque podemos ser la causa de obesidad felina. Una forma de ayudar a combatir el frío es jugar con ellos activamente varias veces por día, para que se mantengan activos.
El frío puede afectar la piel y las patas de tu gato, sobre todo si es gato de afuera, al que suelen agrietárseles y resecárseles dificultando su andar. Es muy importante cuidarlos de las bajas temperaturas, si nosotros tenemos frío seguramente ellos también.
En invierno siempre hay más visitas al veterinario, porque los animales se suelen enfermar más, debido al frío y la lluvia. Pero lo que es más importante es crear una rutina de visita al veterinario en cualquier época del año, para mantener saludables a nuestros compañeros de afecto.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
Fuente: www.infobae.com