El también conocido como “modo privado”, ¿asegura el anonimato en la navegación? ¿Sirve para que las compañías no rastreen la actividad del usuario? Revisamos el trasfondo de esta función.
El modo incógnito, especialmente conocido por su presencia en los navegadores web, es una función opaca cuyo alcance no es comprendido cabalmente por muchos usuarios que, desprevenidos, confían en que asegura el anonimato en Internet. Sin rodeos, digamos que el también conocido como “modo privado” no oculta tu identidad a los ojos de las compañías que desarrollan los softwares y de otros actores que son parte del camino de la conexión.
Dicho de otro modo y apelando a ejemplos clásicos, si mirás porno en Chrome en modo incógnito, si comprás un producto en una tienda de e-commerce desde ese browser, o si usás la función en Maps; Google se enterará de todo. También estará al tanto de que búsquedas realizás, qué sitios de noticias leés, a qué redes ingresás, etcétera.
Otro ejemplo: si un usuario inicia sesión en Facebook (en una ventana con modo incógnito) ya pierde su anonimato. Ese dato no está oculto.
Se comprende entonces que el modo privado no propicia una experiencia anónima. Sin embargo, un estudio realizado entre 10.000 internautas reveló que el 65% de ellos cree que la función oculta la identidad y los datos de navegación. “Las personas que usan herramientas como navegación privada y modo incógnito tienen una falsa sensación de seguridad, ya que solo ofrecen opciones de privacidad limitadas y ninguna protección real contra amenazas de seguridad o privacidad”, advirtieron en la ocasión desde Avast, la empresa especializada en seguridad informática que divulgó el informe.
En este punto alcanzamos otra de las áreas opacas de esta función: ¿el modo incógnito es una barrera contra las amenazas informáticas? La respuesta es tajante: ¡no!
En resumen, el modo incógnito no ofrece privacidad plena ni mayor seguridad.
Entonces, ¿para qué sirve el modo incógnito?
El modo de navegación privada es útil para navegar Internet sin que el programa en cuestión (por caso un navegador) guarde información de la navegación. Es útil, no de cara a los desarrolladores de la propia función, sino frente a otras personas que usan un mismo equipo o cuenta.
Veamos un ejemplo: si buscas precios de un modelo de celular en modo incógnito, otras personas que usen el browser en ese mismo equipo no verán esa actividad. Eso sí: si la búsqueda fue en Chrome, Google sí tendrá el dato. Es decir, la pesquisa no quedará registrada en el historial de navegación. Otro caso: si usás Maps en esa modalidad, otras personas que usen la app en el equipo o cuenta no verán las direcciones ingresadas o las rutas realizadas.
El modo privado también sirve cuando queremos que las sesiones activas sean ignoradas.
Además, con la función activa los navegadores no usan cookies previamente almacenadas. Aquellos son elementos con información que las páginas guardan en los navegadores para recordar acciones y de ese modo dinamizar la experiencia de uso. Por caso, las cookies sirven para mostrar anuncios dirigidos o saber en qué parte hemos dejado un video, para retomar en un futuro. En ese orden, el modo privado promete no almacenar las cookies. Además, no se almacena la información que, en esa modalidad, se introduzca en formularios web.
En conclusión, el modo incógnito avanza hacia la privacidad, pero no la ofrece plenamente. En todo caso, será útil para evitar compartir información de tus hábitos digitales “puertas adentro”, aunque no de cara a las grandes compañías que mueven los hilos de la gran Red, incluyendo a las empresas proveedoras de conexión a Internet.
En ese orden, más que usar el modo incógnito, aquellos que desean mayor privacidad en el mundo digital deberían explorar más a fondo las funciones que los diferentes programas ofrecen para tal fin. Además, evitar la conexión en redes públicas y chequear que los sitios que se visita tengan las necesarias medidas de seguridad, identificado con el dibujo de un pequeño candado en la barra de direcciones.
Fuente: tn.com.ar