La verdadera cocina completa y portátil no se encuentra hasta finales del siglo XVIII. Solo desde el XVI se conoce la cocina cuadrangular de hierro con planchas de cobre o de hierro por encima dispuesta para recibir las ollas o marmitas.
Siguiendo con la historia de las cocinas de leña, al inventarse la estufa, se aprovechó a menudo su extremo superior, muy caliente, para cocinar. Cuando la estufa se fabricó de fundición (estufa salamandra), también las estufas domésticas utilizaron el mismo materia. Así comenzó a fabricarse la llamada cocina económica de mayor tamaño que la estufa y con más accesorios y usos.
Su nombre, un tanto confuso, proviene del ahorro que supuso confinar el fuego en una cámara construida con ladrillos, que calentara una superficie de metal donde poder cocinar alimentos. De esa manera, los utensilios no estaban en contacto directo con el fuego y era más sencillo acercarse para realizar las tareas habituales durante la cocción.
En algunos tipos de cocina, dentro del espacio para el combustible (brasero) hay un calentador de agua que se almacena en un depósito exterior (generalmente colgado junto al techo y que en España se llamaba calderín) para la preparación de agua caliente para usos sanitarios, que circula entre uno y otro por tiro térmico. Otro sistema semejante es el de serpentín, en que una tubería de cobre atraviesa el brasero y el agua se calienta al pasar varias veces por ella. En otros casos (muchos menos) el intercambiador se empleaba para alimentar una red de radiadores y dar calefacción a la vivienda pero, especialmente este último sistema, no era muy satisfactorio porque en días fríos reducía notablemente el rendimiento de la cocina.
ORIGEN
El origen de la cocina económica se remonta al siglo XVII, cuando el inventor británico John Sibthrope patentó una versión metálica de la misma, alimentada por leña o carbón, aunque su implantación fue progresiva, ya que el proceso de cocción resultaba más lento al tener que calentar una pieza de hierro intermedia.
En el año 1802, George Bodley, patentó una versión mejorada de hierro forjado, con calentamiento uniforme y con un sistema elaborado de escapes que se convertiría en el prototipo de cocina moderna. En ese mismo año, el alemán Frederik Albert Winson preparó con gas la primera cocina de gas de la historia.
Las cocinas eléctricas irrumpieron en el mercado casi un siglo después, en 1906 de la mano de Albert Marsh, aunque debido a su ineficiencia y falta de potencia, no se popularizaron hasta casi otro siglo más. Hoy en día las cocinas eléctricas (ya sea vitróceramica o inducción) se han convertido en una alternativa a los fogones de gas, y aunque tienen sus defensores y detractores, nunca podrán tener la historia del fuego en la cocina.
Fuente: dpmespecialidades.es