El paseo es fundamental, no solo para poder satisfacer sus necesidades fisiológicas fuera de la casa, sino para explorar y conocer su entorno.
El perro es un “chusma natural” y cuando sale a explorar su entorno inmediato “está leyendo el diario” o “conociendo las noticias del día”.
A través de las imágenes olfativas el perro percibe en sus salidas la actividad de sus congéneres en el barrio, quien pasó y quién estuvo allí, lo que lo carga de información y estimula su capacidad cognitiva y su desarrollo emocional.
Es fundamental entender que el paseo no es solo un paseo higiénico para evitar que las necesidades caninas se depositen en casa, sino que se trata de una necesidad emocional que lleva su tiempo y que hay que respetar.
En el caso de los cachorros es muy probable que algún profesional nos aconseje no sacarlo a la calle al no estar protegido por un plan vacunar completo. Esto es cierto y es muy importante, ya que se trata de su protección contra enfermedades físicas.
De todas formas, las salidas marcan su maduración como perro y sobre todo su futura relación con su entorno. Es por eso que podemos y debemos sacarlo a la calle, aunque nunca pise la vereda.
Un cachorro debe tomar contacto con la variedad del mundo exterior entre los 60 días y los 4 meses de edad ya que ese período es lo que se define como periodo sensible, impresión o imprinting y todo lo que reciba como estímulo en ese tiempo forjará el carácter del animal en el futuro.
Entonces, ¿Cómo llevarlo a cabo?. Se puede respetar la premisa de no hacerlo pisar la vereda, sacándolo a pasear en auto, en “changuito”, en mochila para perros, a upa o como sea para que conozca el entorno, que vea otras personas, que sepa lo que es un tren, un ómnibus, los autos, la calle, todo lo que lo rodea en el exterior de la casa.
Los primeros paseos debemos tomarlos con mucha calma y paciencia ya que debemos apoyarlo emocionalmente para que no se asuste de su nueva realidad y la pueda ir asimilando. Pero ya con sus vacunas completas podrá caminar a nuestro lado y el panorama será algo diferente.
Ahí deberá aprender a caminar a nuestro ritmo, a socializar con el resto de perros, a hacer sus necesidades en el exterior. El animal no va a aprender todo esto en un solo día de tal modo que hay que armarse de paciencia y ser perseverante.
Hasta que aprenda todas estas cosas, lo recomendado es sacar a la calle al animal todas las veces que nuestros tiempos lo permitan.
Como premisa fundamental todos los perros deben salir a la calle con COCOBOL. El COCOBOL es el recordatorio nemotécnico de que los perros no pasean sueltos, lo hacen con COllar, COrrea y BOlsa, esta última para recolectar su materia fecal, que le pertenece al perro cuando está dentro de él y al responsable del animal que lo esté paseando cuando sale de él.
Sobre la frecuencia con la que los perros necesitan salir a pasear, no hay una cifra exacta pero lo recomendable para que crezca sano y feliz es entre dos y cuatro veces por día con una duración de entre veinte minutos y media hora cada una de ellas.
Por otro lado, quienes tienen perro saben que muchos de ellos se ponen nerviosos en cuanto sus tutores se acercan a la correa porque ya saben que van a salir. Lo mejor es no ponérsela en ese momento y esperar a que esté tranquilo para hacerlo premiando esa actitud con algo rico que no integre su dieta habitual.
Los paseos diarios son una magnífica oportunidad para disfrutar de un tiempo de calidad juntos. Este rato es extremadamente importante para el desarrollo del comportamiento de tu perro y sentará la base de una relación de confianza.
Es importante sociabilizarlo adecuadamente. Hay una etapa entre los dos y los cuatro meses, cuatro meses como mucho donde el animal tiene que incorporar el vínculo con el mundo que lo rodea en sus distintas expresiones.
Si salen a jugar al parque y hay otros perros y otras personas, tu perro los asociará con algo bueno, lo cual ayudará a que sea un perro más sociable y menos agresivo. Sino el perro será un perro temeroso, será un perro cobarde, será un perro que quizá agreda en función de que todo lo considere un desafío.
Luego, jugá con él. Vinculate jugando. Es el momento culminante en la vida de un perro que tiene algo que se llama neotenia que alguna vez hablamos, que es el espíritu infantil durante toda su vida. Además jugar estimula el cuerpo pero también el cerebro de tu perro. Recordar que un perro aburrido puede volverse destructivo así que si está concentrado en algo será muy positivo para su comportamiento.
Jugar es además una gran manera de conocer más sobre tu perro, ver sus movimientos, saber qué le gusta y qué no, qué lo cansa, qué le enoja. Obsérvalo bien cuando jueguen juntos y podrás descubrir muchas cosas nuevas sobre él.
*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.
Fuente: www.infobae.com