Es importante mantener algunos hábitos clásicos que tienen su razón de ser, más allá de los avances tecnológicos.
Podríamos pensar que el escribir a mano pronto va a desaparecer. Ya no hay necesidad de anotar las cosas en una libreta, puesto que el celular cuenta con miles de aplicaciones para tomar notas. Incluso hay algunos aparatos inteligentes a los que se les dicta la lista de la compra y te la envían por correo electrónico.
Por otro lado, las computadoras ya forman parte del aprendizaje en las escuelas. La tecnología dijo presente en las aulas, y durante la pandemia quedó al descubierto la necesidad de los chicos de contar con algún aparato que les permita seguir con su escolaridad, más allá de las circunstancias. Entonces, ¿hay que dejar de enseñar la escritura a mano como se hacía antaño?
La ciencia responde de forma negativa a ese planteo. Para el desarrollo infantil es importante que los chicos conozcan y apliquen sus habilidades con la escritura a mano porque potencia otras aptitudes como la memoria o la concentración.
Para empezar, la escritura a mano beneficia a la vista. La exposición a la luz de las pantallas puede ser nociva para la salud ocular. Se estima que el 90 % de las personas que pasan más de tres horas diarias frente a una pantalla padecen o padecerán el síndrome visual informático. También se registró un aumento de la miopía infantil desde el momento en que la tecnología comenzó a estar tan presente en nuestras vidas.
“Al estar tanto tiempo con las computadoras, las personas no pestañean lo suficiente. La miopía es un serio problema de salud pública y comienza a desarrollarse en la infancia. Con el crecimiento de los niños, el ojo puede estirarse de más y a partir de los seis años volverse miope.”, advierte a Con Bienestar el oftalmólogo Carlos Kotlik (M.P. 5.468).
Por otro lado, escribir a mano refuerza la motricidad fina, puesto que contribuye a la coordinación de músculos, huesos y nervios de los dedos, brazos y hombros para producir, en conjunto con la mente, movimientos pequeños y precisos. Eso se potencia si se combina con el dibujo y se utilizan diferentes herramientas para pintar. Por eso colorear mandalas es una tarea muy asentada a nivel psicopedagógico.
La escritura a mano favorece a la concentración. Este tipo de actividad es desafiante y demandante si uno no está acostumbrado, por lo que se necesita de cierta atención. “Poder focalizarse en algo sin estar pendiente de otras situaciones requiere de cierta práctica, que puede lograrse con esta tarea”, destaca a Con Bienestar Maximo Zimerman, neurólogo y director médico de Centro CITES-INECO (M.N. 107.597).
Es decir, que requiere de un esfuerzo mental para los chicos que no están acostumbrados en su mayoría a usar lápices u otros elementos similares con la llegada de las tablets y otros aparatos electrónicos. Ante eso, es importante que la motivación arranque en casa y siga en la escuela.
Escribir a mano también mejora la coordinación psicomotriz y la orientación espacial. Algunos especialistas afirman que además brinda una mayor capacidad de lectura y mejor conocimiento de la ortografía.
Así que es mejor no maldecir a aquella época que nos tocó vivir sin tanto aparato electrónico, y aprender a agradecerlo. Y lo que es más importante aún: que le traslademos esta habilidad a los más chicos de nuestro entorno.
Fuente: tn.com.ar