Rosie, un adorable bichón frisé de siete años, regresó a la peluquería de perros solo 24 horas después de su última cita, cuando allanó el cesto de la basura de la cocina y mordió un cartucho de tinta azul.
Su propietaria, Tracey Collin, se vio obligada a devolver a su mascota a los peluqueros, cuando la atrevida redada en la papelera salió muy mal.
La dueña de Rosie fue a la cocina prepararse un café cuando vio a Rosie luciendo «como un Pitufo», con tinta azul cubriendo su pelaje blanco.
Al parecer, mientras Tracey estaba sentada relajándose en la sala de estar, Rosie aprovechó su oportunidad para explorar el contenedor de la cocina en busca de sobras.
La mujer no pudo evitar reírse con el espectáculo de su pichicho azul. Al principio, pensó que era solo la iluminación, pero luego vio el cartucho de tinta desechado en el suelo.
Tracey metió a Rosie en el baño mientras llamaba frenéticamente a su marido.
“No sabía qué hacer, así que lo metí en la bañadera. Llamé a mi esposo para que viniera a buscarlo y lo llevara de regreso a la peluquería donde había estado el día anterior”, dijo Tracey.
En el salón, los peluqueros se vieron obligados a afeitar partes del pelaje de Rosie para quitarle el tinte azul, mientras que sus diminutas uñas quedaron con un tono azulado durante semanas.
La familia vigiló a Rosie para asegurarse de que la tinta no le hubiera causado ningún daño, pero afortunadamente no tuvo complicaciones de salud, ya que aunque la tinta puede ser dañina para los perros, tendría que consumirse en grandes cantidades para causar problemas.
Fuente: www.periodismo.com