Esta es sin dudas una de las expresiones populares que seguro todos hemos utilizado alguna vez en la vida.
Su significado proviene de la escuela pitagórica, e intentaba decir que la manifestación en una dualidad es algo que aún no ha finalizado su ciclo, ya que cuando existen dos posturas o tendencias, de su conjunción nace el equilibrio de ambas, o sea, un tercer punto que simbólicamente suele representarse por un triángulo equilátero.
Además se explica numéricamente en la suma de los números componentes en la manifestación del dos, es decir 1+2=3. Es lo mismo que cuando se habla de la causa y el efecto. En realidad aquí se expresa el punto uno y el tres, ya que deja sobreentendido que el dos es la reacción de la causa, de la que necesariamente surge el efecto. Se dice entonces que ninguna manifestación existe si no hay en ella una trinidad, o mejor dicho, si no es la resultante de su dualidad generadora; entonces donde hay dos, surge el tres sin demoras.
Una explicación ciertamente compleja. Al respecto de la frase, Paulo Coelho, novelista brasileño, escribe en su libro “El alquimista” que todo lo que sucede una vez puede que no suceda nunca más, pero todo lo que sucede dos veces, sucederá, ciertamente, una tercera, es decir, que no hay dos sin tres.
En el uso cotidiano de la frase nos encontramos con una significación un tanto ambigua, ya que podemos hacer un uso positivo de la misma, entendiendo que si algo nos ha salido bien, puede volver a salirnos bien otra vez, o hacer un uso negativo, en el que si las cosas no han salido como queríamos en ocasiones pasadas, puede que en una futura ocasión vuelva a repetirse esa mala suerte.
Sería equivalente al refrán “las desgracias nunca vienen solas”, pero sin el matiz negativo de este último refrán. “No hay dos sin tres” no necesariamente es negativo.
Fuente: diarioepoca.com
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si pruebas 3 garbanzos del cocido, siempre tendrás la certeza si dos son duros o blandos, el tercero siempre te saca de dudas