Hay bebidas mezcladas que incluyen jugos, gaseosas o licor que pueden sumar calorías extra. La clave, una vez más, está en el consumo moderado.
El alcohol y la pérdida de peso por lo general no van de la mano. La cerveza y el vino son los que tienen menor cantidad de alcohol y su proceso de fabricación aporta otras características beneficiosas como, por ejemplo, antioxidantes, pero el balance beneficio-riesgo se invierte en caso de superar la cantidad recomendada.
“Esta es una pregunta que los pacientes realizan frecuentemente en las consultas. Mi respuesta es que su consumo debe ser moderado, al igual que con otros alimentos, el alcohol contiene muchas calorías y no aporta nutrientes. Al realizar un plan alimentario para bajar de peso, debemos priorizar otros alimentos con densidad calórica reducida y que nos aporten nutrientes esenciales para nuestro organismo”, plantea Griselda Malvaso (M.P. 937) licenciada en Nutrición y referente del Colegio de Nutricionistas de la Provincia de Buenos Aires.
Hay que estar al tanto de la cantidad y el tipo de bebidas que se elige y también es recomendable poner atención a la forma en la que la bebida afecta los hábitos alimentarios.
¿Cuánto se puede tomar si se está intentando bajar de peso?
“Lo importante es que su consumo sea esporádico, por ejemplo para una cena o comida festiva o de fin de semana; y que no sea en exceso. Una medida en mujeres y dos en varones”, sugiere la nutricionista y agrega que al elegir qué beber es recomendable que se consideren sus calorías con prudencia.
Esta es una comparación de algunas bebidas alcohólicas comunes en porciones:
- Cerveza regular, aproximadamente 150 calorías por un vaso de 350 ml.
- Cerveza light, aproximadamente 100 calorías por un vaso de 350 ml.
- Vino, aproximadamente 100 calorías por una copa de 145 ml.
- Alcohol destilado (ginebra, ron, vodka, whisky), aproximadamente 100 calorías por una porción de 45 ml.
También, si el alcohol se mezcla con otros ingredientes como jugos, jarabe simple o licor, se agregan calorías adicionales. Una estrategia es elegir opciones más bajas en calorías, como jugos o gaseosas light (por ejemplo fernet con cola). Y si no, elegir vino o cervezas light.
Error: no comer para compensar las calorías
Aún no es un fenómeno clínico, pero sí es un comportamiento que se está observando en las personas más jóvenes que, al calcular la ingesta de alcohol y del aporte calórico que esto implica, restringen las comidas, sustituyéndolas por las calorías vacías que aportan las bebidas alcohólicas.
“Se observa sobre todo en chicas jóvenes, de entre 16 y 24 años, dado que las mujeres son las más afectadas por los trastornos alimenticios”, explica Albert Espelt, jefe del departamento de Epidemiología y Salud Pública de la Facultad de Ciencias de la Salud del campus Manresa de la Universidad de Vic, en España.
“Si no se come para poder ingerir alcohol, este alcohol es mucho más perjudicial para la salud”, destaca Espelt, que también recuerda que si se basan sólo en calorías “estamos haciendo un daño al cuerpo que no es necesario” y no estamos haciendo dietas equilibradas, porque “hay calorías que nos nutren y otras que no”, resume.
Fuente: tn.com.ar