La gente aprovecha estos meses de menos restricciones post cuarentena para ejercitarse al aire libre, pero comete varios errores que los deportólogos buscan corregir.
Uno de los propósitos más típicos de año nuevo es empezar a hacer más ejercicio. Tras pasar casi todo 2020 encerrados en nuestras casas y, ante la incertidumbre con respecto a si en algún momento va a volver a implementarse una cuarentena estricta por la suba de casos de coronavirus, muchas personas quieren empezar a cumplir con esta meta lo antes posible.
La actividad física es recomendada por los médicos puesto a que ayuda a prevenir un sinfín de enfermedades, además de que mejora el estado de ánimo y combate la ansiedad. Aunque en los meses de mayores temperaturas es necesario tomar ciertos recaudos para que el ejercicio no tenga consecuencias negativas para la salud, como golpes de calor, deshidrataciones o insolaciones, por nombrar algunas.
Por eso, una de las claves para ejercitarse en esta época del año es hacerlo en horas de menos exposición solar, antes de las 10 de la mañana o después de las 20 horas, o directamente practicar deportes en el interior. Esto no sólo ayuda a prevenir los efectos negativos de los rayos ultravioletas, sino a evitar complicaciones en la salud.
“La actividad incrementa la temperatura corporal, por lo que tenemos que estar en un ámbito en el cual el cuerpo pueda perder al mismo tiempo el calor que produce”, recomienda a Con Bienestar Jorge Franchella (M.N. 44.396), director del Programa de Actividad Física para la Salud y el Deporte del Hospital de Clínicas.
Al estar en un lugar cerrado se elimina el efecto de la radiación y si el ambiente cuenta con ventilación ,se puede disipar el calor con mayor facilidad. Si elegimos el exterior, es mejor ejercitarse en una superficie que no sea tan refractaria. La arena, por ejemplo, emana calor por lo que no es conveniente elegir la playa como nuestro gimnasio gratuito al aire libre. Además, este año se pusieron en práctica una serie de protocolos entre los cuales está el uso del barbijo en lugares públicos que van a reforzarse ante el aumento de la curva de contagios de coronavirus, por lo que los sitios más concurridos convendría evitarlos.
La vestimenta también nos puede ayudar. “El color de la ropa que utilizamos es importante, ya que la clara rechaza los rayos del sol. Entonces, no retiene tanto la temperatura, por eso es preferible utilizar prendas claras”, aconseja Franchella. Otro factor a tener en cuenta es la tela. Las de elastano, nailon y poliéster permiten transpirar y absorber el sudor, sin que se sientan pesadas.
No hay que olvidarse de la hidratación. Es muy importante que se pueda reponer el líquido que se pierde al hacer actividad física, tanto si se realiza en el interior como al aire libre. “Hay que tomar agua antes de sentirse deshidratado porque allí ya se ha perdido un 1 % de volumen líquido del cuerpo. El consejo es tomar cada 15 minutos un cuarto de litro, en especial los chicos, ya que ellos tienen menos percepción del calor”, advierte el especialista.
Intensidades y tiempos
No hay un deporte mejor que otro para practicar en verano, sino que más bien hay que fijarse en las intensidades y los tiempos de la actividad que vayamos a realizar.
“Cuanto más elevada es la intensidad, mayor contracción muscular va a necesitar y, por lo tanto, más calor va a generar. Del mismo modo, toda actividad que perdure en el tiempo va a hacer que el organismo acumule calor. En resumen, a mayor intensidad, menor tiempo de tolerancia. Entonces, los deportes que sean explosivos van a ser menos tolerados”, señala el deportólogo.
En este caso, una buena opción son aquellas actividades con intensidades variables. Las de mayor exigencia pueden ser de corta duración y el espacio en el medio un poco más extenso, lo que va a permitir que el organismo recupere la temperatura corporal. Esto incluye deportes de equipo en el que no se exige movimiento constante o rutinas de ejercicios continuas compuestas por series de diferente dificultad.
Además, hay que conocer nuestra aptitud para llevar a cabo un esfuerzo. La tolerancia condice con el nivel de entrenamiento de cada uno. “Por eso recomendamos que además de un examen de salud, tendríamos que tener un examen de aptitud con test muy básicos que pueda hacer un profesor. Uno es recorrer en seis minutos la máxima distancia posible. En ese tiempo y con el trecho recorrido tenemos una idea aproximada de la capacidad de responder a un esfuerzo que tiene el organismo”, señala Franchella.
El especialista aclara que para lograr cambios sustanciales en la resistencia se necesitan alrededor de ocho semanas. “Por lo cual, sugerimos que se empiece con intensidades más bajas, que van a permitir que el organismo las realice a pesar de tener un menor nivel de entrenamiento”, cierra.
Fuente: tn.com.ar