En qué casos se recomienda y en cuáles no.
Al momento de dormir, la almohada juega un papel muy importante. La ideal es la que nos resulte más ergonómica, es decir, que mantenga cuello, cabeza y hombros de tal manera que se respete la posición natural de la columna vertebral.
Debe ser cómoda. Una demasiado blanda o demasiado firme a menudo provoca dolor de cuello. Por ejemplo, si dormís de lado con una almohada suave que no te brinda suficiente apoyo debajo del cuello, la cabeza debe extenderse hacia los lados para encontrarse con este objeto. Si dormís boca abajo, una posición que hiperextiende el cuello hacia atrás, el uso de una almohada firme empuja la cabeza aún más hacia atrás. Las almohadas demasiado altas generan tensión en los músculos de la cabeza y cuello, lo que a su vez, puede provocar dolor de cabeza al despertar.
Del mismo modo, dormir boca arriba con demasiado apoyo firme empuja el cuello demasiado hacia adelante. Dormir en una mala posición con la cabeza apoyada en una almohada puede intensificar los dolores de cabeza, de cuello y espalda, entumecimiento de hombros y brazos, malestar, estornudos y sibilancias.
Dormir sin almohada es recomendable en quienes duermen la mayor parte de la noche boca arriba y se mueven poco. También en personas que duermen boca abajo y que pesen poco, ya que, a menor peso, menor será la presión que se ejercerá en las cervicales y no se afectará a la columna vertebral. Si dormís boca arriba, se recomienda dormir sin almohada con el fin de descansar la columna y dejar al cuerpo en posición natural.
Fuente: lt10.com.ar