El alcohol sigue siendo la sustancia psicoactiva que más se consume y se asocia de manera muy fuerte a distintas enfermedades, e incluso la muerte.
Las bebidas alcohólicas no solo son legales, sino que además están muy vinculadas, en el imaginario popular, a las fiestas, el disfrute y la diversión. Sin embargo, es bien sabido que el consumo excesivo de alcohol tiene consecuencias muy negativas.
De hecho, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el alcohol es responsable cada año de 3 millones de muertes, un 5,3% del total de las defunciones en todo el mundo.
¿Por qué se celebra el Día Mundial Sin Alcohol?
En el siglo XX el alcoholismo fue declarado como enfermedad, siendo la principal causa de las 3 millones y media de muertes cada año, debido a los accidentes de tráfico que ocasionan, así como los traumatismos y discapacidades que afectan a unas 50 millones de personas.
El consumo excesivo de alcohol ocasiona los siguientes riesgos y consecuencias para la salud, generando más de 200 enfermedades y trastornos físicos y mentales:
Dificultades de memoria.
Enfermedades cardíacas y del hígado.
Cáncer de mama, boca, garganta, colon, hígado, laringe y recto.
Daño en las mucosas del aparato digestivo.
Aumento de la tensión arterial.
Accidentes cerebrovasculares.
Violencia, irritabilidad.
Dificultades de erección en los hombres.
Sensación de hormigueo en brazos y piernas.
Daños al feto durante el embarazo. Síndrome de Alcoholismo Fetal (SAF).
El alcohol: una práctica social permitida
El consumo de alcohol desde una edad temprana es una práctica social permitida e incluso exigida en ciertos círculos, propiciando que cada persona beba en promedio 8,4 litros de alcohol puro al año, lo que equivale a 2,2 litros por encima del promedio mundial.
Los factores que inciden en el hábito del consumo de alcohol son diversos: depresión, baja autoestima, necesidad de autonomía, evasión de la realidad, aceptación, presión social, entre otras causas.
Fuente: www.airedesantafe.com.ar