La riqueza de este espirituoso por excelencia es ideal para acompañar algunos platos que complementan la experiencia de beberlo.
El 20 de marzo en México se festeja el Día Nacional del Tequila. Sin embargo el mundo entero quedó habilitado para celebrar esta bebida desde que el 24 de julio de 2006 la UNESCO declaró Patrimonio Mundial a las 34.658 hectáreas de paisaje del agave, la planta azulina que se usa desde el siglo XVI para elaborar el tequila y, “desde hace 2.000 años por lo menos, para producir bebidas fermentadas y confeccionar ropa gracias a sus fibras textiles”.
A esa condecoración internacional se le suman las antiguas instalaciones industriales de Tequila, Jalisco (México), que incluye “zonas de vestigios arqueológicos de cultivos en terrazas, viviendas, templos, túmulos ceremoniales y terrenos de juego de pelota que constituyen un testimonio de la cultura de Teuchitlán, predominante en la región de Tequila entre los años 200 y 900 de nuestra era”, fundamenta UNESCO. Sin embargo la totalidad de instalaciones industriales, campos, destilerías, haciendas y poblados abarca los municipios de Magdalena, Amatitán, El Arenal, Tequila y Teuchitlán.
Cuando hablamos de la identidad mexicana podemos pensar en los tradicionales sombreros, los mariachis, la música ranchera, en la artista Frida Khalo convertida en ícono en todo el mundo, en los murales de Diego Rivera, pero sin dudas es el tequila el ítem infalible del corazón de ese país.
A grandes rasgos, el proceso de elaboración del tequila cumple con algunos pasos que comparten la mayoría de las destilerías. Parte del triturado del agave azul para extraer azúcares que luego son cocinados. A esto le sigue la fermentación y su posterior destilación, proceso mediante el cual se elimina el agua y se concentra el alcohol del mosto fermentado. Para finalizar, se realiza el fliltrado de partículas que dejen obtener la máxima transparencia en el líquido y se añeja el tiempo necesario dependiendo el tipo de tequila que se quiera obtener: reposado (de 2 meses a 1 año), Añejo (de 1 año a 3 años) y Extra añejo (mínimo 3 años). Existen otras categorías llamadas blanco o plata, joven u oro.
El tequila puede acompañar muy bien la cena, ya sea solo o en un trago. El limón y la sal son, quizás, los acompañamientos más típicos para su consumo, pero no los únicos. El dueño y creador de Lupita Puerto Madero, Daniel Saguir, vivió en México donde conoció desde adentro la cultura gastronómica de ese país que luego trajo a la Argentina con algunas adaptaciones. Esto le valió convertir a Lupita en uno de los lugares más reconocidos para degustar la tradicional cocina mexicana.
“Según la complejidad de las notas de cada tipo de tequila se pueden hacer distintos maridajes que aprovechen sus características para ensamblarlas con productos y platillos donde se realcen los sabores”, explica. Pero la biblioteca está dividida porque hay quienes piensan que los tequilas con barrica se aprecian mejor solos, pero esto es un tema de gustos “los tequilas reposados y añejos aportas sabores muy característicos y se compenetran de manera excelente con sabores intensos y más complejos”, explicó.
Cómo maridarlo con tequila
Algunas opciones recomendadas por Lupita para combinar de la mejor manera los sabores pueden ser:
Ceviche Mexicano – Margarita clásica (tequila Blanco)
Los tequilas blancos suelen ir bien con mariscos, un buen ceviche que es un plato con una marcada acides maridara muy bien con un tequila joven que no opaque los sabores del marisco.
Chicken & Beef Mix – Margarita de todos los Santos (tequila macerado con pimienta rosa)
Un tequila macerado con pimienta rosa presenta notas que van bien con carnes rojas y blancas, verduras y sabores que no sean en exceso invasivos. Las fajitas contienen justo estos ingredientes y por eso un trago con este tipo de tequila tendrá muy buena armonía.
Molcajete de Ojo de Bife y Chorizo – Hot margarita (tequila macerado con jalapeños)
El tequila macerado con jalapeños le va a dar un toque muy leve de picor a nuestro trago, esto nos potenciará un plato como el molcajete de Ojo de Bife y Chorizo donde los sabores ya son más fuertes y persistentes en boca. Ese ligero picor nos ayudara a equilibrar esos sabores haciendo presente el sabor del tequila y redondeando los sabores de los frutos rojos.
Fuente: www.infobae.com