Beneficiosa y respetuosa con el medio ambiente, la cosmética natural gana terreno. Cuáles son los resultados brindan estos productos de belleza producidos a partir de ingredientes que la naturaleza provee.
La piel es la cara visible de nuestro organismo. Por eso cada vez más personas eligen un estilo de vida saludable y sustentable. Gran parte de las grandes firmas de cosmética más reconocidas, están adoptando esta nueva tendencia que ya es una forma de vida.
Como parte de la rutina de cuidado de la piel usamos cremas, correctores, bases de maquillaje, bálsamos, sérums pero no siempre nos ponemos a pensar qué estamos aplicando sobre nuestra piel. Por eso, la cosmética natural, es un movimiento en alza, entre otras cosas, porque su apuesta por ingredientes naturales es apta para todo tipo de piel.
Por supuesto que el hecho de que sean naturales no significa que podemos usarlos sin consultar o bajo la supervisión de un especialista porque aunque sean productos hechos con ingredientes naturales, tratados con cuidado, con mínimas intervenciones químicas y sacados de la naturaleza pueden no ser el indicado para la necesidad que nos acontece. La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y cada uno de los órganos que conforman el cuerpo humano intervienen en su bienestar, en su ser saludable. Es por eso que es tan importante cuidarla por fuera como por dentro. Es fundamental llevar una dieta rica en frutas y verduras, mucha agua y ejercicio aeróbico.
Con cosmética natural nos referimos a productos de belleza producidos a partir de ingredientes que la naturaleza provee, que pueden ser de origen vegetal, mineral o animal que hayan pasado por una mínima transformación y no sean perjudiciales para el medio ambiente. Aún sí se admite el uso de ingredientes químicos pero en cantidades muy pequeñas, siempre y cuando no resulten dañinos para el ser humano y la naturaleza.
María Inés Hernández, medica de Planta de la Unidad de Dermatología del Hospital General de Agudos Doctor COSME Argerich, fue consultada sobre este tipo de cosmética: “Desde mi profesión como dermatóloga, mi prioridad es realizar un diagnóstico correcto y buscar la mejor alternativa terapéutica para la piel de los pacientes. Esto incluye escuchar y acompañar sus inquietudes, ya que se busca cada vez más, incorporar hábitos de consumo responsable y respetuoso del medio ambiente”.
Hoy en día, hay muchos laboratorios conscientes y consistentes con las necesidades del mundo actual, por lo que pueden indicarse múltiples productos para el cuidado de la piel que son “cruelty free” o no testeados en animales, así como “apto veganos”. “Es importante tener en cuenta esta diferencia, ya que la certificación cruelty free, muy frecuente en productos cosméticos, significa que no contiene componentes testeados en animales, pero no excluye la presencia de ingredientes de origen animal. Es decir que pueden encontrarse productos con dicho certificado pero que contienen insumos de origen animal, como la cera de abejas. Los productos veganos son libres de ingredientes de origen animal en todo el proceso de manufactura”, agrega la especialista.
Distintos países ya cuentan con certificados como BDIH, PETA, Leaping Bunny Programm y Natrue (certificaciones internacionales) en los envases. “Otros pacientes prefieren usar “cosmética natural” que es aquella cuya fórmula contiene un 90% de materias primas naturales de origen vegetal o animal (por lo tanto, la cosmética natural no siempre es vegana). El 10% restante puede estar conformado por conservantes y otras sustancias. Estos productos presentan el certificado correspondiente en el envase. En la cosmética ecológica, además de utilizar materias primas de origen vegetal o animal, un mínimo de su formulación debe provenir de la agricultura ecológica, pero este porcentaje varía según los países. También debe constar en la etiqueta y en el expediente de información del producto. Sin embargo, muchos pacientes eligen el uso de productos no sólo 100% naturales sino también “artesanales”. En este caso, la mejor alternativa es siempre acompañar al paciente durante su uso, y estar atentos ante la presencia de intolerancia o de alguna reacción alérgica, aunque en la práctica diaria generalmente son bien tolerados y aceptados”, explica Hernández.
El certificado BDIH somete los productos a un control independiente y continuo con criterios muy estrictos. Los fabricantes con este sello están obligados a abstenerse del uso de colorantes y fragancias sintéticas, materias primas etoxiladas, siliconas, parafinas y otros productos derivados del petróleo para, así, emplear únicamente materias primas controladas de tipo orgánico. Además, únicamente se otorga el certificado BDIH cuando al menos el 60% de todos los productos de la marca cumplen los estándares BDIH.
Los procesos físicos y químicos garantizan una transformación suave de las materias primas utilizadas en los productos cosméticos. La mayoría de los ingredientes son de origen vegetal, aunque también hay parte de origen mineral y animal, en este caso sólo se permite el uso de sustancias producidas por los animales, como la miel.
“Las materias primas vegetales deben proceder de cultivo ecológico certificado. Las sustancias producidas por animales, como leche y miel, están permitidas. Las sustancias cuya extracción supone la muerte de un vertebrado (grasa de ballena, de tortuga, de marmota, grasa animal) no están permitidas. No se permite testar en animales en ninguna de las fases de la fabricación, desarrollo o control del producto. Las materias primas que estaban disponibles en el mercado desde 1998 solo se pueden usar si cumplen con la guía anterior (no se realizan pruebas en animales). Esta restricción no se aplica a las pruebas en animales realizadas por terceros cuando estas pruebas no hayan sido iniciadas por el cliente”, agregó la dermatóloga Hernández.
Entonces, un cosmético vegano es un producto que no contiene ingredientes de origen animal, ni derivados. Un cosmético cruelty-free es un producto que no ha sido testado en animales. Erróneamente se piensa que un cosmético marcado como cruelty-free es automáticamente vegano y viceversa. Pero no necesariamente: puede no haber sido testado en animales, pero contener ingredientes de origen animal. De la misma manera, puede que un producto marcado como vegano haya sido probado en animales. Es fundamental diferenciar los dos conceptos y no confundirlos. Es por eso que si se quiere cosmética 100% ética debe ser tanto vegana como cruelty-free a la vez.
Descifrar el etiquetado del cosmético hoy resulta mucho más fácil. Existen aplicaciones que analizan los ingredientes de los cosméticos, como Ingred o INCI Beauty. La primera analiza todos los ingredientes (también funciona para los alimentos e indica cuáles son aceptables o dañinos para la salud. Cada elemento viene acompañado de una explicación detallada y clasificado según su nivel de peligrosidad. En cambio, en INCI Beauty, cada producto analizado recibe una puntuación que permite entender rápidamente si sus componentes son buenos o de riesgo. Lo interesante es que por cada producto consultado se proponen alternativas. Los principales ingredientes están documentados y clasificados según su origen (vegetal, animal o sintética) y nivel de riesgo/toxicidad.
Para tener en cuenta: las sustancias prohibidas
Las sustancias prohibidas son: colorantes orgánicos-sintéticos, perfumes sintéticos, materias primas etoxiladas, siliconas, parafinas o petrolatos y sus derivados. No se permite desinfectar por radiación radiactiva ni las materias primas vegetales o animales ni el producto terminado.
Fuente: www.infobae.com