En esta oportunidad te contamos el secreto para que puedas ahorrara en tu factura de luz sólo con algunos pequeños hábitos que harán que tu heladera se mantenga saludable.
Hay electrodomésticos que son totalmente prescindibles como el lavavajillas o las aspiradoras robots, hay otros que son necesarios como el microondas o la pava eléctrica, pero hay uno solo que es fundamental para toda cocina que se jacte de estar transcurriendo el Siglo XXI: la heladera.
Para entender el origen de este gran invento hay que remontarse hasta 1784 cuando William Cullen hizo los primeros experimentos para conseguir enfriar cosas en un laboratorio con una evaporación de éter. En 1830, Jacob Perkins registró la patente del primer prototipo de refrigerador pero con una sociedad que todavía desconfiaba de esa caja gris no tuvo el éxito que debió merecer.
Cuarenta años más tarde, el francés Charles Teller ideó un dispositivo que, instalado en los grandes barcos transportistas, permitió conservar carne vacuna entre Sudamérica y Europa. En los años siguientes, se fue actualizando su forma hasta llegar a una versión de la heladera similar a la que tenemos hoy en día.
No obstante, nuevas ventajas también conllevan nuevos problemas. La heladera es por lejos el electrodoméstico que mayor consumo energético realiza ya que a diferencia de otros está todo el tiempo enchufada a la red eléctrica.
Como primera instancia, es necesario recordar que los viejos refrigeradores consumen una mayor cantidad de energía que las versiones más modernas, por lo que si el bolsillo acompaña siempre es recomendable tener alguno que haya sido etiquetado como A+, A++ o A+++.
Asimismo, ya sea para ahorrar como para mantener la heladera saludable, es indispensable que la parte trasera esté ventilada y sin ningún tipo de suciedad. Esto también corre para la escarcha y el hielo que se suelen acumular en los bordes y que sólo con una formación de 3 milímetros pueden exigirle un 30% más de consumo al aparato.
Para el final, y no por eso menos importante, es menester saber que la temperatura correcta para conservar sanos nuestros alimentos y no excederse en el consumo de energía es de unos 4ºC, aunque puede variar entre los 3ºC y los 7ºC dependiendo de lo llena que esté y de los productos que se almacenen en la heladera.
Fuente: la100.cienradios.com