Hace apenas un mes, el pub Konro-ya de Tokio hizo que Internet aplaudiera su poco ortodoxo sistema de precios de cerveza. Mientras que los clientes con buenos modales que usaban la frase “Disculpe. Una cerveza, por favor”, al hablar con su mesero, podían obtener su jarra de cerveza por el bajo precio de 380 yenes (USD 3.40), a los clientes menos corteses se les cobraba 500 yenes si ordenaban “Tráiganme una cerveza”. Y en la parte superior de la pirámide de precios, a los clientes que simplemente gritaban “¡Oye, cerveza!” (“Oi, nama biru” en japonés) se les cobraba 1.000 yenes por vaso, más del doble de los que beben con cortesía.
Pero cuando tu menú tiene similitudes con la venta de indulgencias católicas en la Edad Media, se abre la posibilidad de que los clientes no reaccionen de la manera más ilustrada. O sea, desde un punto de vista, Konro-ya estaba añadiendo un recargo por penalización para clientes groseros, pero mirándolo de otra manera, también se podría decir que estaba vendiendo el derecho de ser brusco con los camareros y camareras, y no sentirse mal por eso. Después de enterarse de la política de Konro-ya, el restaurante experimentó un fuerte aumento en el número de clientes que realizaban pedidos con la frase “¡Ey, cerveza!”, exactamente lo contrario del efecto deseado del precio de 1.000 yenes.
No está claro si los clientes fueron verdaderos imbéciles, o simplemente se involucraron en lo que pensaron que era un divertimento irónico. De cualquier manera, Konro-ya, en vistas a reducir el estrés de los empleados, directamente eliminó la posibilidad de que los clientes pidan cerveza. En cambio, se instituyó un sistema de cerveza de autoservicio, donde los clientes se sirven sus propios vasos, y pueden beber todo lo que deseen por 290 yenes por 30 minutos (el vino ilimitado también es parte del paquete).
Honestamente, es un poco difícil decir cuán serio es realmente Konro-ya sobre todo el asunto. Incluso si un cliente bebe al ritmo pausado de una cerveza cada 30 minutos, 290 yenes es más barato que incluso la cerveza más barata de 380 yenes según la antigua estructura de precios, y si el restaurante estuviera verdaderamente enojado con sus clientes, no estarían de humor para recompensarlos económicamente de ninguna manera. Aun así, se han pasado al autoservicio, porque si no podés pedirle algo cortésmente a alguien, generalmente tendrás que terminar obteniéndolo vos mismo.
Fuente: www.periodismo.com