El cabello es un filamento de estructura cilíndrica que crece en el cuero cabelludo humano y se divide en dos partes: una interna constituida por la raíz y folículo y otra externa, el filamento en forma de tallo que es el cabello visible propiamente dicho.
«El filamento realmente no es material vivo», le explica la doctora Sharon Wong, dermatóloga especializada en trastornos del cuero cabelludo y pelo.
«Técnicamente, tenemos una parte viva, que es el folículo, y luego tenemos esencialmente la parte muerta que es la fibra que sale del cuero cabelludo, y que es la que tanto nos importa».
El folículo piloso es una depresión en forma tubular en el cuero cabelludo que encierra la raíz, donde empieza el crecimiento del cabello.
Cada cabello tiene su propio folículo, que varía en profundidad.
«Cada uno de los folículos pilosos en nuestro cuerpo -tenemos alrededor de cinco millones de ellos- se somete a un ciclo de crecimiento del cabello y este es un proceso independiente de su vecino de al lado», explica la experta.
«Es por eso que los humanos no tenemos un crecimiento sincronizado del cabello. Como humanos no mudamos estacionalmente todo nuestro cabello al mismo tiempo».
Una de los cosas realmente sorprendentes del cuerpo humano, señala la experta, es el hecho de que el folículo tiene esta capacidad de seguir regenerándose para que cada vez que se nos cae un pelo de forma natural, se reemplace por otro.
Si hacemos un acercamiento a un filamento veremos que es una estructura tubular cuya parte inferior es el bulbo del folículo piloso, lo que se llama papila dérmica.
Más arriba en el folículo piloso, están unos bolsillos de células madre que envían células hijas hasta el fondo o raíz del folículo y ellas son las que cíclicamente le dirán al folículo que haga emerger el filamento.
«Todos tenemos una duración genéticamente predeterminada de este ciclo de crecimiento del cabello que puede variar de dos años a aproximadamente siete años», explica la doctora Wong.
«Es por eso que algunas personas pueden dejarse crecer el cabello hasta el hombro solamente y otras podrían dejárselo crecer hasta el suelo».
Pero después de que termina la fase de crecimiento, o anágena, el folículo piloso pasa a una especie de fase de pausa en la que simplemente deja de emerger los filamentos.
Y luego pasa a la fase de reposo o telógena, durante la cual el pelo comienza a caerse y la fase de crecimiento comienza de nuevo otra vez.
¿Qué es cabello sano?
Pero aunque biológicamente el cabello no es una estructura viva, esto no quiere decir que no haya una diferenciación entre cabello sano y cabello no sano, como señala la dermatóloga Sharon Wong.
«Si observas un filamento no dañado con un microscopio, podrás ver que la capa exterior, que es la cutícula, se ve como si la armadura del pelo estuviera muy bien colocada, lisa y aplanada. Esta es una capa protectora sobre tu cabello, contra cosas como el calor y los productos químicos».
«Porque con el tiempo, con la exposición excesiva a los rayos ultravioleta, o la exposición a otros factores, la cutícula se daña y cuando miras un filamento dañado ves una cutícula que no se ve plana ni ordenada, como si tuviera escamas».
Y una cutícula dañada provoca que el filamento se vuela más poroso, lo que quiere decir que los productos químicos, el calor y el daño pueden llegar hasta el centro del cabello y debilitarlo de adentro hacia afuera.
Esto puede verse en las puntas del cabello que se muestran abiertas, o cuando el cabello se vuelve más frágil y quebradizo o pierde su coloración.
Entonces, ¿qué debemos hacer para mantener la estructura de nuestro cabello sano? ¿Debemos dejar de usar secadoras y planchas?, le preguntamos a la doctora Wong.
«En realidad tiene más que ver con la intensidad del calor de estos aparatos y también con la frecuencia con que los uses», dice la experta.
«Por ejemplo, si usas la plancha para alisar tu cabello, lo ideal es que el calor sea de menos de 180° porque por encima de eso realmente empiezas a desnaturalizar o dañar las proteínas, y no olvides que tu cabello es 90% proteína».
«Pero si lo usas dos o tres veces a la semana y lo haces continuamente se vuelve un daño acumulativo y entonces tu cabello se vuelve mucho más quebradizo».
Frecuencia del lavado
En cuanto a champús y acondicionadores, ¿con qué frecuencia debemos usarlos?
«El objetivo del champú es limpiar el cuero cabelludo y asegurarse de que haya una base bien establecida para un crecimiento saludable del cabello», explica la dermatóloga.
«El acondicionador es para el filamento en sí, para nutrirlo y evitar la sequedad del cabello.
«Sobre la frecuencia del lavado del pelo, no hay una talla única para todos, fundamentalmente tiene que ver con la limpieza del cuero cabelludo y si tienes algún trastorno específico que lo afecte.
«Si eres alguien que tiene un cuero cabelludo muy grasiento y aceitoso, quizás debes lavarte el pelo todos los días. Y si tu cuero cabelludo es muy seco, quizás no sea útil lavarlo diariamente».
Lo ideal es descubrir qué es lo mejor para el cuero cabelludo de cada uno, señala la dermatóloga.
«También depende de tu estilo de vida, o de si estás usando muchos productos para el cabello; entonces yo recomendaría, idealmente, lavarlo al final del día», agrega.
Fuente: www.lt10.com.ar