Puede desencadenarse por diferentes razones y afectar el normal desarrollo de actividades laborales, escolares y familiares, y es importante diferenciar esta instancia de lo que también podría ser un mal momento anímico.
La depresión es una enfermedad que afecta a unas 280 millones de personas en todo el mundo, entre ellas un 5% de los adultos y un 5,7% de los adultos de más de 60 años, y puede convertirse en un problema grave que causa sufrimiento a la persona afectada, destacan desde la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Se trata de una afección que es más habitual en las mujeres y para la cual hay diferentes tratamientos eficaces. Sin embargo, agrega la OMS, más del 75% de las personas que la padecen en los países de ingresos bajos y medianos no reciben tratamiento alguno.
Puede desencadenarse por diferentes razones y afectar el normal desarrollo de actividades laborales, escolares y familiares, y es importante diferenciar esta instancia de lo que también podría ser un mal momento anímico. Así lo señaló Graciela Moreschi, médica psiquiatra y escritora, en diálogo con El Contestador (Radio 2).
«Una es cosa es estar bajoneado y otra cosa es la depresión. En la depresión hay desinterés por todo», diferenció la profesional de la salud, y agregó que en esos casos «no es que uno llora o se angustia, sino que no tiene confianza ni en uno mismo ni en el futuro».
Moreschi apuntó que, en caso de identificar indicios de depresión en otra persona, «hay que estar alerta para pedir ayuda», y remarcó que en quienes sufren esta enfermedad «no hay voluntad para nada».
También comentó de qué manera uno puede protegerse y evitar caer en ese estado: «Hay que elegir lo que uno incorpora. Si se está todo el tiempo escuchando noticias, limitarlas a un horario del día, tratar de estar informado, pero el resto del tiempo poner música o hacer otra cosa como ejercicio físico», señaló y destacó que hacer este tipo de actividad «no solamente cambia el humor, sino que además activa las neuronas».
La psiquiatra es autora de «Huellas de la pandemia en el ADN del alma», entre otros libros, y en su última publicación abordó los problemas anímicos que generó la aparición del covid-19 y cómo impactó ese fenómeno en las personas y la posterior vuelta a la normalidad.
«Cuando la gente empezó a salir después del encierro había un contacto como muy intenso con el que lo rodeaba», algo que podía llegar a generar estrés o incomodidad, comentó. No obstante, aclaró que si ese tipo de sensaciones persisten en el tiempo «quizás haya que ver los miedos y preocupaciones que quedaron» con un profesional para salir adelante.
Cómo ayudar a una persona con depresión
En caso de querer asistir a alguien que padece la enfermedad, Moreschi aclaró lo siguiente: «No hay que decirle que la vida es buena y que tiene un montón de cosas por las que luchar, que es lo primero que uno dice. Porque esa persona ya lo sabe, pero tiene un déficit de voluntad».
En cambio, explicó que «lo primero que uno tiene que hacer es validar el sentimiento» de esa persona, «decirle «qué mal lo estás pasando»».
Como segundo paso, comentó que «no hay que mandarlo inmediatamente al médico porque parece que uno quiere sacárselo de encima», sino manifestarle apoyo. «Nada de decir «salí a hacer cosas», porque cuando uno está deprimido, lo que menos tiene son ganas de hacer eso», añadió.
En tercer lugar, recomendó que, una vez que sea el momento apropiado, sí se le debe sugerir a esa persona que quizás necesita ayuda profesional.
Otro de los factores que puede impactar sobre el estado de ánimo de la población es el de una crisis económica, moneda corriente en Argentina. Y en esos contextos lo que recomendó es preservar aquellas cosas que uno disfruta, «como una charla entre amigos», y también buscar «versiones más económicas» de los productos que se quieren consumir.
«Tenemos que proteger ese algo que nos gusta», dijo también en relación con los hobbies, agregando que «no hay que hacerlos en el tiempo libre» sino en cada uno de los momentos en los que se quiera.
Fuente: www.lt10.com.ar