Por qué es saludable tener un guardarropas colorido

Los colores tienen el poder de mejorar la memoria y la atención, incluso por las respuestas emocionales que causan. También inciden en la forma de vestir. Qué es la teoría de las cuatro estaciones.

Los colores hablan, aunque no los escuchemos. Tienen su propio lenguaje según la psicología del color, un campo de estudio que analiza cómo se perciben y cómo influyen en las emociones y conducta. Las claves son bien manejadas por los expertos en marketing, pero ¿qué podemos sacar a favor desde nuestro placard?

“Es una herramienta que podemos usar a favor según los objetivos que tengamos en el día. Los colores de nuestra vestimenta pueden ser un pilar para dar impresiones. No es casual que cuando tenemos una cita, se tenga en cuenta una prenda o un accesorio de color para llamar la atención. Por el contrario, cuando la persona está estresada o de mal humor es común que elija colores clásicos como el negro o el marrón por ejemplo”, explica Tatiana Santana, experta en estilo e imagen.

El cerebro humano busca dar sentido a toda la información que le llega y cuando se trata de colores no funciona diferente. “El color es una experiencia psicológica que dirige y orienta a la mente en una dirección particular, por lo que puede utilizarse de manera terapéutica”, resume Laura Podio, licenciada en Arte y Psicóloga (M.N. 66.722)

“Los colores brillantes excitan la motivación o la ira mientras que los suaves tranquilizan. Los cálidos rojos activan y los fríos azules, relajan”, detalla.

Simbología del color

El interés por el universo de los colores viene desde antaño. Por ejemplo, los egipcios creían que tenían propiedades curativas y que a través de ellos se podían favorecer ciertos estados emocionales y de conciencia.

A lo largo de la historia y desde tiempos muy primitivos, cada cultura fue asignándole diferentes valores. Según sus tradiciones, asociaciones, contextos de uso; pero, sobre todo, conforme al mensaje por comunicar.

“En el camino de la evolución de las especies nos sirvió y mucho. Pudimos distinguir a nuestros depredadores a la distancia, reconocer el fruto maduro del que no lo está y nos permitió detectar más rápido las señales de peligro y así sobrevivir mejor”, sintetiza Podio.

Dependiendo de la situación y de las necesidades cotidianas del guardarropa, cada quien podría diseñar su vestuario en torno a colores específicos.

La colorimetría aplicada al mundo del estilismo

La colorimetría aplicada al mundo del estilismo y la moda se encarga de analizar cuáles son los colores que mejor sientan a cada persona, teniendo en cuenta sus rasgos personales.

“Es aconsejable que nunca falte en el guardarropa un poco de excitación que puede dar un rojo, confianza que despierta el azul, y serenidad, a través del verde”, señala Santana que advierte sobre la importancia de evitar colores que vayan en contra de lo que queremos comunicar. “Eso nos va a acercar al éxito que buscamos”, revela.

La experta también remarca que la tonalidad de la piel tiene mucha importancia a la hora de elegir los colores que mejor realcen la belleza del rostro. No es lo mismo el efecto que produce una prenda de un determinado color sobre una piel morena que sobre una más pálida.

“El color de las prendas, sobre todo de las que van cerca de la cara afecta la luminosidad del rostro y los ojos. La luz se refleja hacia arriba dando como resultado una piel suave, resplandeciente, o, por el contrario, se proyectan sombras según el tono de piel”, señala y agrega: “Hay tantas personas diferentes como colores: rubias, morochas o pelirrojas, de piel clara o bronceada con distintos matices; ojos azules, grises, negros…no es raro que los colores que usemos para vestirnos o maquillarnos den un resultado distinto en cada persona”, argumenta.

Una de las mejores técnicas para averiguar cuáles son los colores ideales para combinar la ropa es utilizando la teoría de las cuatro estaciones.

Tatiana Santana describe que se divide a las personas entre las cuatro estaciones del año, según su color de pelo, de piel y de ojos y, a estas, en dos categorías: tonos fríos y tonos cálidos.

¿Cómo distinguirlos?

Los cálidos:

  • Pelo: rubio dorado, castaños claros y rojizos.
  • Piel: Sus venas son verdes y se broncean con facilidad, llegando a tonalidades cafés/doradas.
  • Ojos: Cafés claro, verdes, azules.

Los fríos:

  • Pelo: rubio plateado, negros y castaños oscuros.
  • Piel: Sus venas son azules y se broncean más lento y más rojo.
  • Ojos: Café oscuro, azul oscuro, verdes. La esclerótica es blanca.

“Tener esta información suma a favor en nuestro día a día cuando, por ejemplo, estamos atravesando emociones tristes, melancólicas. Detenernos un minuto, mirarnos al espejo y agregar un color de nuestra paleta, va a ayudar a que ese tránsito sea más rápido o más llevadero”, indica Santana y aclara que siempre hay que sentirse cómodo con lo que se lleve, independientemente de si se trata o no del color que concuerda con uno.

Fuente: tn.com.ar

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