Los motivos más frecuentes y sus soluciones para que las plantas no se mueran.
Que las hojas de las plantas se pongan amarillentas es algo que ocurre con frecuencia y suele ser, en la mayoría de los casos, una señal de que algo está afectando a su crecimiento y desarrollo. Es importante saber por qué se ponen así para buscar la solución a este problema que afecta a la salud del vegetal, a su floración y que incluso puede acabar matándolo si no se atiende.
A continuación, las causas más comunes y qué podés hacer:
Ciclo natural de algunas plantas
No siempre las hojas amarillas son una señal de alarma. Es básico conocer el ciclo natural de las plantas y saber que algunas pierden sus hojas en verano o en otoño. Empiezan a amarillear, acaban secándose y cayéndose, pero es algo normal en las plantas de hoja caduca y darán paso a hojas nuevas.
Riego inadecuado
Es una de las causas más frecuentes, sobre todo cuando las hojas se ponen amarillas en las puntas. Cada planta tiene unas necesidades hídricas concretas, por lo que puede haber un exceso de riego o falta de este. Si presenta hojas amarillas con textura seca y rugosa, requiere agua urgentemente.
Drenaje del agua insuficiente
A veces el problema no está en la cantidad de agua, sino en un drenaje poco eficiente que no cumple su cometido de evitar su encharcamiento en la base de la maceta, el cual puede hacer que la raíz se debilite e incluso empiece a pudrirse, haciendo que las hojas vayan amarilleando y muriendo, como finalmente lo hará el resto de la planta si se deja que la pudrición que empieza en las raíces siga avanzando.
Si detectás que la maceta o el sustrato no dejan salir el exceso de agua al regar, tendrás que cambiarlos por otros. Es necesario conocer las necesidades de la especie que tenés para saber si necesitan más o menos agua en la tierra y, así, un sustrato que drene más o que lo haga un poco menos, y/o una maceta con más agujeros o menos.
Mala ubicación e iluminación
Unas hojas que empiezan a amarillear o que tienden a volverse marrones de forma progresiva pueden ser un síntoma claro de que el lugar donde has puesto esa planta no es el más adecuado. Hay algunas que no soportan la exposición directa al sol, porque los rayos solares queman sus hojas, otras, en cambio, los necesitan más directamente y también las hay que requieren estar en semisombra o en entornos umbríos para crecer.
Tipo de suelo inadecuado
Las plantas necesitan que el pH del suelo donde están sea compatible con sus necesidades. Algunas requieren suelos alcalinos (ricos en piedra caliza) y otras, en cambio, crecen mejor en suelos ácidos.
Sustrato con falta de nutrientes
Un sustrato con nutrientes adecuados es esencial para mantenerlas sanas y con el verde que las caracteriza. La carencia de hierro, fósforo o nitrógeno en el suelo del que la planta se alimenta puede estar detrás del amarillo de las hojas. Por tanto, revisá las necesidades puntuales de tu planta y qué el tipo de tierra y nutrientes le pueden estar faltando o tener en exceso.
Plagas y enfermedades
No hay que descartarlas como posible desencadenante del progresivo deterioro de las hojas y de que estas se presenten amarillas en su totalidad, solo en los bordes o en las puntas. La presencia de hongos como el mildiu, de enfermedades como la roya o de plagas de insectos y parásitos puede hacer que se amarilleen o que aparezcan manchas
Temperaturas extremas y corrientes de aire
Son también posibles causantes en las que no toleran las bajas temperaturas ni las heladas y en plantas de interior que están ubicadas en algún punto donde son frecuentes los cambios bruscos de temperaturas y las corrientes de aire. El problema se da porque ante estas situaciones sufre un estrés para adaptarse y esto se refleja en el amarillamiento de sus hojas, en que se queda más débil u otros síntomas. Si ves que está en una zona con corriente de aire o muy cerca de un aire acondicionado o radiador, cambiala de sitio y ponela en un lugar más estable en cuanto a estos factores.
Fuente: lt10.com.ar