Este alimento típico de la Argentina contiene azúcar, grasas y también proteínas. Cuál es la clave para disfrutarlo sin culpa.
Les quiero hablar del dulce de leche, este alimento que ha sido declarado patrimonio cultural alimentario y gastronómico de la Argentina, junto con el mate y el asado.
¿Pero realmente el dulce de leche es argentino? Hay quienes dicen que fue cocinado por primera vez en la India muchos siglos antes de Cristo, sin embargo el historiador argentino Tomás Balmaceda dice que nació en Indonesia y que cuando los conquistadores españoles se apoderaron de las Islas del Poniente y San Lázaro y las rebautizaron Filipinas, lo descubrieron y lo llevaron a América, y ahí se esparció por todo el continente.
La historia popular argentina cuenta que en 1829, Juan Manuel de Rosas tenía una reunión con Juan Lavalle, era un encuentro entre adversarios políticos, y que, para esa ocasión, una señora que servía en la cocina estaba calentando leche con azúcar en una olla para hacer lo que se llamaba lechada y se la olvidó en el fuego cocinándose.
Al volver luego de un tiempo a la cocina, lo que se encontró fue con una sustancia espesa, de color marrón, que hoy llamamos dulce de leche.
¿Se puede comer el dulce de leche? La composición de este alimento es 50% de azúcar, 6 a 7 % de grasas y 6 a 7% proteínas, de buena calidad porque son proteínas de la leche.
Es un alimento muy arraigado en nuestra cultura y por eso forma parte de nuestra alimentación. Está presente en infinidad de recetas dulces: alfajores, panqueques, tortas, caramelos, bombones, arrolladitos, churros, cañoncitos, y hasta en el famoso volcán de dulce de leche.
El dulce de leche nos pone a prueba, nos plantea el desafío de poder poner un freno a la porción cuando algo nos gusta mucho. Lo que yo recomiendo, como con todas las cosas ricas con las que queremos darnos un gusto, tenerlo congelado, en el refrigerador o freezer, en una porción de unos 20 gramos.
El dulce de leche tiene nombres distintos en cada país de América, en Chile se lo conoce como “manjar” o “manjar blanco” en Perú, “dulce de cajeta” en México, “queso de urrao” en Bolivia, “fanguito” en Cuba, “bienmesabe” en Panamá, “arequipe” en Colombia, Venezuela y Guatemala. Y siguen los nombres.
Una porción de unos 20 gramos tiene unas 60 calorías, que es muy poco, ya que el dulce de leche contiene 300 calorías por cada 100 gramos. Por eso sugiero comerlo despacito, cuanto más frío está más despacito se come, si está a temperatura natural, una persona de un solo bocado se come una cucharada.
Mi recomendación es que si le gusta el dulce de leche, no se prive, que coma una cucharadita de vez en cuando que es mucho mejor que privarse completamente de este alimento.
El gran escritor argentino Jorge Luis Borges decía: “Uno no puede casarse con alguien que no sabe lo que es un poncho o lo que es el dulce de leche”.
*El doctor Alberto Cormillot es un reconocido médico argentino especialista en obesidad, educador para la salud, escritor y conferencista. Fundó y dirige la Clínica de Nutrición y Salud que lleva su nombre, Dieta Club, la Fundación ALCO (Anónimos Luchadores Contra la Obesidad) y el Instituto Argentino de Nutrición, desde donde asesora a industrias para la elaboración de productos dietéticos y saludables.
Fuente: www.infobae.com