El refrán “Por la boca muere el pez” es un llamado a la discreción. Recurre a la imagen de la pesca, cuyo éxito depende del descuido del pez que no advierte el peligro y abre la boca para morder el anzuelo, lo que es, por sí mismo, la causa real de su perdición.
En efecto, muchas personas se meten en problemas a consecuencia de no saber guardar información delicada, sea propia o ajena, lo que los expone a sufrir las consecuencias de su desliz. La sabiduría popular retrata esta situación a través de esta imagen.
En este sentido, el refrán enseña que quien habla más de lo necesario se delata o se mete en problemas a causa de su indiscreción. Por ello, se puede usar como una advertencia o se puede usar para sentenciar el resultado de una imprudencia cometida por un indiscreto.
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