El ajo tiene muchas propiedades y es uno de los imprescindibles en la dieta mediterránea. Aprendé a cultivarlo en casa para tener siempre a manos ajos frescos.
A los amantes del ajo no hace falta hablarles de sus muchas virtudes. Este pequeño imprescindible de la cocina española es una maravilla con una merecida fama como alimento saludable, siendo incluso citado como una alternativa natural al uso de fármacos gracias a la presencia de componentes como la alicina, a la que se le atribuyen efectos antibióticos. De hecho, se ha demostrado actividad in vitro contra Candida albicans, algunas especies de Trichomonas, Staphylococcus aureus, Escherichia coli,2 Salmonella typhi, S. paratyphi, Shigella dysenteriae y Vibrio cholerae. La lista de los beneficios del ajo es muy larga.
Cómo sembrar los ajos
1. Sembrá en un lugar cálido y soleado, en un suelo fértil y sobre todo que esté bien drenado, que no se moje demasiado en invierno. El ajo se suele plantar a finales de otoño o principios de invierno (aunque algunos cultivares pueden plantarse a principios de primavera). Puede sembrarse directamente en el suelo o en pequeñas macetas, por ejemplo. El ajo prefiere un suelo ligero y rico en nutrientes y no tolera el encharcamiento, por lo que antes de plantarlos hay que añadir mucha materia orgánica, como compost, estiércol bien descompuesto o residuos verdes reciclados.
2. Dividí cuidadosamente el bulbo en dientes individuales.
3. Plantá cada diente justo debajo de la superficie del suelo (a unos 2,5 cm de profundidad) con el extremo puntiagudo hacia arriba. Deben estar separados unos 10-15 cm aproximadamente.
4. Para varias filas de ajos, separa las filas unos 30 cm. Esto les dará mucho espacio y facilitará el deshierbe.
El riego de los ajos
Una de las cosas con las que hay que tener cuidado es el agua. El ajo es una planta muy sensible al encharcamiento, por lo que un riego inadecuado puede echar a perder todo el cultivo o dejarlo seriamente afectado. Si el clima donde te encuentra tiene precipitaciones regulares durante el invierno y la primavera es posible que ni sea necesario que riegues los ajos.
Tras la siembra, si el tiempo es seco, aplicaremos un riego cuando vemos que empiezan a brotar los ajos o están próximos a hacerlo. Así brotarán de modo más uniforme y rápido. Cuando la planta está próxima al final de su ciclo y comienza a formar el bulbo, debemos mantener una humedad constante (no excesiva) en el suelo.
Consejos:
- Suprimir el riego unas tres semanas antes de la fecha de recolección. Esto hará que el bulbo acelere su maduración en detrimento de las hojas, que comenzarán a secarse poco a poco. Además, el bulbo contendrá menor cantidad de agua lo que ayudará a su posterior conservación.
- No asociar el ajo con cultivos que requieran mucho riego, ya que el ajo tendría humedad de más o el otro cultivo, humedad de menos.
- Eliminar las malas hierbas en cuanto aparezcan para evitar que roben agua y nutrientes al ajo.
Cuándo recolectar el ajo
Los ajos que hayan sido plantados en otoño estarán listos para la cosecha en junio y julio; y los plantados en primavera lo estarán un poco más tarde. Solo hay que esperar a que las hojas empiecen a marchitarse y a ponerse amarillas, y entonces se separan los bulbos de la tierra. Antes de guardarlos, coloca los bulbos de ajo en un lugar cálido y seco. La tierra que quede adherida en los bulbos puede eliminarse con un cepillado suave. Los bulbos de ajo pueden almacenarse hasta tres meses.
Fuente: www.airedesantafe.com.ar