Si está sano se reflejará en la salud de tu pelo.
Un cabello bonito crece sobre un cuero cabelludo sano. Aquí es donde nace el pelo y es fundamental cuidarlo para tener una melena bonita. Es donde están todos los folículos pilosos que aseguran un buen suministro de nutrientes y oxígeno para un crecimiento sano capilar. También están todas las glándulas sebáceas que sintetizan la grasa capaz de proteger nuestro cuero cabelludo y pelo.
Si está en mal estado podría conllevar el crecimiento de un cabello débil y frágil. Si es graso se traduce en una melena lacia y sin vida, que se ensucia rápido. Si es seco, el pelo tiene un aspecto apagado y sin brillo, y es más fácil que se quiebre. Y si es sensible –hay enrojecimiento, picor y tirantez– está fragilizado, se debilita y puede sufrir caída a largo plazo. Es imprescindible que le proporciones una limpieza y unos cuidados adecuados y así evitarás alteraciones del estado en forma de descamación, grasa o un cuadro mixto de grasa y caspa.
No podés llenarlo de residuos que depositan en él los productos de “styling”, el shampoo en seco o no enjuagarte bien. Limpialo con una frecuencia adaptada a sus necesidades: si es graso necesitará una frecuencia mayor que si es seco, así como un producto adaptado a cada tipo. Además, necesita “respirar” y no podrá ser saludable si está asfixiado por un exceso de sebo, células muertas e impurezas.
Realizar una exfoliación suave para tener una limpieza un poco más intensa con un “peeling” mecánico, también suave, va a ayudar a mantener el cuero cabelludo libre de impurezas y que tu pelo se vea más suelto y con volumen. Primero, una a dos veces a la semana, despegar las células muertas y estimular la circulación, aplicando un producto específico – como los exfoliantes capilares – que tenés que masajear con la yema de los dedos. Luego, lavate con un shampoo adaptado a las necesidades específicas de tu melena. Por último, usá un acondicionador, una mascarilla o un tratamiento sin enjuague.
En la ducha, es importante que masajees el shampoo el tiempo adecuado, unos tres minutos, para que sus activos lleguen a penetrar en el bulbo piloso, cumplan su función y eliminen las células muertas en el momento de la emulsión. Hacelo con la yema de los dedos (si lo hacés con las uñas podés irritarlo).
No te excedas con el shampoo, mascarilla o crema de peinado porque pueden asfixiar el folículo piloso. Y terminá el enjuague con un chorro de agua fría, ya que es beneficioso: activá la circulación sanguínea del cuero cabelludo y, al cerrar la cutícula, hace que tu pelo brille más.
Fuente: LT10.