Mantener blanca la ropa no es tarea fácil. A veces, incluso aunque siga la regla de oro básica -lavar lo blanco separado de la ropa de color-, las prendas empiezan a amarillear o a tener manchas en algunas zonas como las axilas, cuellos y puños.
Trucos caseros para blanquear la ropa
1. Limón: blanquea tus prendas amarillentas poniéndolas a remojo con cítricos. En ocasiones se recomienda hervir la ropa blanca con limones o zumo de limón, subir el fuego hasta que el agua hierba y dejarla en remojo durante una hora.
2. Sol: después de lavar la ropa, sáltate el ciclo de secado. En lugar de hacer sufrir las prendas con un calor súper alto, ponlas al sol para blanquearlas de forma natural. El sol blanqueará tu ropa sin el olor y el peligro de la lejía.
3. Vinagre: consigue que tu ropa blanca vuelva a ser blanca añadiendo un poco de vinagre blanco durante el ciclo de lavado. El vinagre blanco incluso suaviza los tejidos, devolviendo el brillo y la comodidad a tu ropa. Agrega entre media y una taza de vinagre destilado al detergente para lavadora. Programa el lavado. Si hay manchas difíciles, aplica vinagre sobre la zona afectada y déjalo actuar una hora antes de enjuagarlo.
4. Bórax: un poco de bórax puede servir para aumentar la eficacia del detergente habitual para la ropa, haciéndolo más efectivo para restaurar la limpieza y el color. Además, es un añadido que elimina los residuos de las manchas y también ablanda el agua.
5. Agua oxigenada: en un barreño con agua añade agua oxigenada de 30 volúmenes. Sumerge en esa mezcla las prendas y déjala actuar durante dos horas. Después, enjuágalas y lávalas.
6. Leche cruda: ciertas tradiciones señalan que leche cruda ayuda a blanquear y suavizar los tejidos.
Consejos para lavar la ropa blanca a mano
En muchas ocasiones este proceso se tratará en realidad de un prelavado. Puede ser que la ropa blanca que necesites lavar esté muy sucia y en ese caso tengas que tratar primer las manchas. Para ellos utiliza alguno de los remedios caseros mencionados antes. Si el tejido lo permite y no te da miedo que termine por amarillear, podés usar un poco de lejía.
Para lavar a mano, podes usar una pila, barreño o balde. Una bañera o el lavabo. Cada cual recurre al lugar disponible o el que le parece más cómodo. Recordá, por favor, no escurrir demasiado la ropa ni retorcerla. Y, sobre todo, que siempre es mejor prevenir el deterioro de la prenda que recuperar su blancura.
Fuente: www.airedesantafe.com.ar