Así como muchas veces quedamos presos de hábitos nocivos que nos condicionan, nuestro cerebro está preparado para adoptar nuevas estrategias y cambiar el rumbo de las cosas.
Usted decidió que se va a cuidar con las comidas y de repente en el trabajo aparece alguien con una torta, ¿qué hace? Su cerebro se empieza a activar. Se activa esta parte de acá, que es toda una cantidad de núcleos que están en el hipotálamo que tienen que ver con el deseo y con el placer y se pueden activar o no otras áreas del cerebro que están acá en lo que se llama la parte prefrontal, lo que está más cerca de la frente, que son las que componen el cerebro ejecutivo, el cerebro ejecutivo es aquel que dice: “No, pará, postergá”, es el que ayuda a tomar decisiones y el que va madurando con el paso de los años.
Cuándo uno dice toda la vida voy a tener que cuidarme es como una sobrecarga que pocas personas la pueden llevar adelante.
Aprendí que solo por hoy tengo que cuidarme y en el caso de la alimentación sólo por la próxima comida, después veo. Si yo digo toda la vida voy a tener que privarme de lo que me gusta, es algo, si yo digo tengo que comer las cosas con moderación es otra cosa, y si además yo digo voy a cuidarme sólo por la próxima comida y después voy a ver es distinto que sólo por la próxima comida como lo que venga y después voy a ver, usted tiene que elegir con cual de los dos se queda.
Así como muchas veces quedamos presos de hábitos nocivos que nos condicionan, nuestro cerebro está preparado para adoptar nuevas estrategias y cambiar el rumbo de las cosas. Aquí le presentamos algunas ideas fuerza que pueden ayudarlo a enfrentar las tentaciones y superarlas.
Disparador (evento) – ansiedad (sentimiento) – acción (comer).
Esta es la dinámica de la alimentación emocional:
Es un trío potente porque aprovecha la poderosa capacidad del cerebro para formar hábitos profundamente arraigados basados en experiencias repetidas. El uso de alimentos para extinguir los estados emocionales o “disparadores” puede llevar a un aumento de peso y patrones de alimentación poco saludables.
El cerebro humano aprende por asociación. Algunas personas establecen estas asociaciones poco convenientes entre los desencadenantes emocionales y el comer alimentos engordantes.
Pero el cerebro también es muy bueno para aprender nuevas estrategias. Una vez que haya identificado los desencadenantes, entonces podrá averiguar qué va a hacer en su lugar. Romper un hábito disfuncional requiere el reemplazo por un nuevo hábito saludable.
Para provocar un cortocircuito en su comer emocional identifique qué desencadena el comportamiento y adopte estrategias prácticas para desviar su atención hacia hábitos más saludables.
Algunas ideas para poner en práctica, son:
1- Conocer los detonantes. Durante una semana anote los siguientes ítems en el momento en que sienta la urgencia de comer “algo rico” ya:
-Dónde está y con quién
-Qué hora es
-Cuál es su sensación de “hambre” del 1 al 5 (1= para nada hambriento | 5= terriblemente hambriento)
-Cuál es su estado emocional. Puede elegir entre las siguientes opciones:
.Qué estaba haciendo antes de la urgencia por comer
.Cuál es el alimento que eligió y la porción que comió
Esto permite identificar las razones emotivas que pueden esconder el acto de comer y la elección que hace del alimento y la cantidad.
2- Tomarse 5 minutos. Antes de sucumbir al comer emocional, ponga a correr el cronómetro del celular durante 5 minutos. En ese tiempo…
-Respirar profundo y soltar el aire lentamente
-Beber líquidos frescos y sin calorías
-Dar un paseo, escuchar música
-Leer o llamar a un amigo
3- Evitar tentaciones. En lo posible no tenga en su casa u oficina alimentos ricos en calorías, especialmente aquellos con los que suele perder el control.
4- Ser paciente. Reemplazar un circuito afianzado lleva tiempo. Es muy posible que las primeras veces continúe sucumbiendo frente a determinada emoción. Hacer consciente el proceso ya es un primer paso. Poner en marcha un “Plan B” y estar dispuesto a repetirlo con perseverancia son las claves del éxito.
5- Pedir ayuda. Hablar en un grupo de ayuda mutua o con un profesional para encontrar más estrategias es importante porque, en algunos casos, el comer emocional da paso a un trastorno alimentario por atracones en donde la necesidad de azúcares y grasas se multiplica siendo necesarias grandes ingestas para calmar la ansiedad.
Fuente: www.infobae.com