Cómo debería ser un correcto descanso y cómo lograrlo.
Dormir a un bebé no siempre es tarea fácil. Es importante informarse para conocer la realidad y poder adoptar medidas que ayuden al sueño. A continuación, consejos y algunas curiosidades saber para cumplir con el objetivo.
1- Cómo es el sueño del bebé
El sueño es evolutivo, va variando desde la propia gestación hasta los 6-7 años, momento en el que tendría las características de un sueño adulto. Los bebés nacen solo con dos fases de sueño y con el paso de los meses irán introduciendo nuevas otras fases hasta que consolidan las cinco que tenemos los adultos.
2- Qué ocurre a los cuatro meses
Durante los primeros meses los ritmos circadianos se van desarrollando, las fases del sueño se van organizando y se observa cómo, mes a mes, el periodo de vigilia va aumentando.
Los cuatro meses son un momento clave en la evolución del sueño. Es cuando se produce la primera regresión de los cuatro meses y marca un antes y un después en el sueño. Para los padres es una época frustrante ya que aumentan los despertares nocturnos, cuesta más ayudar a dormirlo otra vez, aparecen más llantos e irritabilidad y las siestas son más cortas. Es algo temporal, pero supondrá cambios en el sueño que marcarán el camino de su descanso.
Entre los cinco y los seis meses es cuando se empieza a establecer un ritmo de sueño caracterizado por las siestas durante el día y por un periodo más largo de sueño nocturno. A partir de los ocho-diez meses la organización y los ciclos de sueño comienzan a ser más parecidos a los del adulto.
A partir del año los cambios madurativos comienzan a ralentizarse. En esta época, uno de los signos más significativos relacionados con el sueño aparece a partir de los 18 meses, momento en el que pasan de dos siestas a una sola, aumentando su periodo de vigilia.
Desde este momento y hasta los cuatro años, los cambios en el sueño serán muy graduales, hasta que finalmente, no necesiten sueño diurno, eliminen la siesta y consoliden un único periodo de sueño nocturno.
3- ¿Cuántas horas debería dormir un bebé a lo largo del día?
Las necesidades de descanso varían mucho desde que nace hasta que cumple los tres años, sobre todo durante los primeros meses. Aún así, es muy variable. Por ejemplo, un bebé de dos meses puede dormir unas 18 horas al día entre las siestas y el sueño nocturno, mientras que uno de tres años podría hacer 11 horas de sueño nocturno y no necesitar ninguna siesta.
Con el paso del tiempo necesitarán menos sueño diurno y se irán consolidando las 11-12 horas de sueño nocturno, aunque esto no significa que sean del tirón. Una tabla orientativa en relación a las horas de sueño y la edad:
0 A 2 meses: entre 7 y 9 horas de día, y entre 8 y 9 de noche
2 a 4 meses: de 3 a 5 horas de día y 9-10 de noche
4 a los 6 meses: 3-4 horas día y 10-12h noche
6-8 meses: 3h día y 11-12h noche
9-18 meses: 2-3 horas día y 11-12h noche
18-24 meses: 2 horas día y 11-12h noche
2 años a 3 años: 1 o 2 horas día y 11-12 noche.
4- ¿A qué edad se estabiliza el sueño?
Todo dependerá del bebé. El sueño a partir de los cinco, seis meses, por lo general, es mucho menos variable y en este momento ya se pueden ver patrones mucho más definidos, con el inicio de la introducción de alimentación complementaria, es cuando se empieza a establecer un periodo largo de sueño nocturno.
A partir de los seis, ocho meses, entramos en una fase de maduración que irá consolidándose gradualmente hasta que tenga entre tres y seis años, momento en el que el sueño puede considerarse ya como el de los adultos. Cuando tiene autonomía para dormir, el sueño se consolida y no hay tantos despertares nocturnos que requieran intervención.
5- Consejos para ayudar a que se duerma
La primera recomendación es aplicar los principios de una buena higiene del sueño e intentar proporcionarle un buen descanso desde el principio. Se pueden ir estableciendo ciertas rutinas desde que llegan a casa con el recién nacido.
A partir de los cinco meses, se recomienda:
– Rutina para dormir
– Ambiente y entorno que ayude a un buen descanso.
– Horarios adecuados a su edad.
– Tiempo de desconexión necesario antes de iniciar la rutina para ir a dormir.
Importa tanto la cantidad de horas de sueño como la calidad de esas horas ya que el sueño profundo y reparador aporta muchos beneficios para el desarrollo físico, intelectual y emocional.
Teniendo la información adecuada será más fácil entender al bebé y ayudarlo a dormir como lo necesita en cada etapa, siendo a partir de los seis meses el momento en el que ya pueden ir enseñándole gradualmente a dormir en su cuna sin su apoyo. Con esto, para facilitar el descanso, los pilares son:
Seguir rutinas adecuadas a su edad: dormir lo que te toca y cuando le toca.
Rituales: prepararlos para dormir creando actividades relajantes previas que los predispongan.
Ambiente de sueño: que el lugar donde descanse sea de verdad un lugar de descanso y esté cómodo. En invierno es recomendable usar pijamas-manta en vez de ropa de cama, ya que se enrolla en el bebé y generalmente no les gusta estar tapados. También es importante que la temperatura sea la adecuada (entre 19 y 21 grados).
Expectativas realistas: aceptar que ser padres pasa por un período más o menos largo de despertares nocturnos.
Muchas formas de dormir: un bebé que solo duerme de una manera (por ejemplo, al pecho) y con sólo una persona.
6- Cuál es la mejor hora para dormirlo
La hora más adecuada según su reloj biológico, sus niveles hormonales (melatonina cortisol) y su presión de sueño es entre las 19.30 y las 20.30 horas. A partir de los 4 años, su horario puede aumentar pero nunca más allá de las 21.
7- Si trasnocha mucho…
Es algo común en bebés y niños tener un nivel de hipercansancio acumulado y su sistema nervioso esté en estado de alerta, lo que les complica entrar en un estado de calma que les permita conciliar el sueño. Generalmente este no es un problema de ellos, sino de los adultos por el ritmo vital o laboral en el que nos vemos inmersos, ya que no conseguimos adecuarnos a los ritmos que a nivel biológico debería seguir un pequeño.
Es posible regular el horario e ir acercándolo a su horario natural, regulando también los niveles hormonales y siguiendo sus periodos de vigilia. No es un cambio que se vaya a producir de un día para otro, pero se puede ir haciendo de manera gradual para que se vaya adaptando.
8- ¿A partir de qué hora se considera normal que se despierte?
Hay que calcular el sueño nocturno. Por ejemplo, si se acuesta de manera regular alrededor de las 20h y calculamos 11h-12h horas de sueño nocturno, si se despierta entre las 7am y las 8am, lo consideraríamos adecuado.
Todo dependerá también del reloj biológico del bebé. A partir de las 06:30am es una hora adecuada para levantarse, aunque para los adultos no lo sea. Esto es así porque este horario coincide con la hora del amanecer y a esas horas empieza a segregarse cortisol para preparar el cuerpo para comenzar la actividad.
9- Si madruga mucho…
Hay bebés que son supermadrugadores por naturaleza. La hora de despertarse se corresponde con un patrón interno del bebé, por lo que modificarlo en un inicio es difícil. Algunos consejos que se pueden dar para alargar el sueño nocturno serían no enviar señales de que el día ha empezado. Para ello, mantener la habitación completamente oscura, no cambiar el entorno, evitar interactuar mucho, sobre todo con peques más mayores, probar atrasar cada 2 o 3 días 15 minutos la hora de acostarse y ver si se traduce en un retraso en el despertar.
Estos despertares tempranos pueden deberse a muchos factores y están relacionados con siestas ineficaces y horas demasiado tardías de acostarse, por lo que hay que hacer una evaluación de cada caso para poder dar unas pautas concretas para alargar el sueño nocturno.
10- ¿Dejar llorar para que aprenda a dormir solo?
Existen diferentes posturas a favor y en contra de la teoría conocida como Método Estivill. Esta puede ser una opción, pero no es la única. Es importante que se sientan seguros, atendidos y tranquilos. Dejarlo llorar para que se duerma puede ser un error. Cuando se usan este tipo de métodos lo que aprenden es a no pedir ayuda de sus cuidadores cuando lo necesitan, por lo que pondremos en grave riesgo nuestra relación de apego con ellos y podremos generar una indefensión aprendida. Hay maneras graduales de conseguirlo sin poner en riesgo la relación.
Fuente: www.lt10.com.ar