Qué hay de cierto y qué no respecto a estas creencias.
Los mitos alimentarios no solo tienden a confundir a los consumidores, sino que pueden influir en sus hábitos e incluso perjudicarnos. Las dietas saludables están asociadas con reducciones en la morbilidad y mortalidad prematura. Sin embargo, gran parte de la información dietética presentada como un hecho es en realidad un mito.
A continuación, diferentes mitos, extendidos en la sociedad, que no siempre responden a la realidad:
El consumo diario de huevos supone un riesgo cardiovascular
Son un alimento con excelentes cualidades nutritivas, aportan las proteínas de mayor calidad, grasas saludables, vitaminas, minerales y carotenoides. Tras diversos estudios, se ha demostrado que la ingesta de uno por día no tiene ningún efecto sobre el colesterol sanguíneo, siempre dentro del contexto de dieta saludable y equilibrada, más el complemento de ejercicio físico diario.
Si hago ejercicio, puedo comer y beber lo que quiera
La actividad física diaria es un pilar fundamental para la salud. Pero una alimentación insana, de igual modo, tendrá consecuencias sobre la salud difícilmente compensables con la práctica de ejercicio físico diario. El hecho de pensar “como fui al gimnasio me puedo comer la bolsa de snacks y un par de cervezas” no es válido, puesto que respecto a la nutrición tenemos que pensar en la calidad nutricional de los alimentos y no tanto en la cantidad de energía.
Tomar un poco de vino es bueno para el corazón
Durante décadas se le han atribuido propiedades beneficiosas para la salud cardiovascular por su contenido en antioxidantes. Sin embargo, el consumo de alcohol tiene efectos inmediatos que aumentan el riesgo de muchas consecuencias para la salud. Existen alimentos, como el té, legumbres, arándanos, granada, entre otros, que poseen estos antioxidantes y en mucha mayor cantidad, por lo que no es necesario hacer un consumo de vino para obtenerlos.
Con el tiempo, el consumo de alcohol puede causar enfermedades crónicas y otros serios problemas, como el cáncer. Si bien es cierto que el vino y la cerveza pueden estar presentes en un patrón alimentario, como la dieta mediterránea, no se puede decir que son saludables. Todo en su justa medida.
Los alimentos congelados son menos nutritivos que los frescos
El proceso de congelación no altera las cualidades de los alimentos, por lo que tienen las mismas propiedades que si los comemos frescos. Eso sí, debemos tener en cuenta que se haga una buena descongelación.
En caso de las verduras congeladas, la proporción de vitaminas que estas tienen después del cocinado es similar a la que puedan tener las frescas tras ser cocinadas. Así que la comida congelada no tiene menos nutrientes.
Los alimentos light adelgazan
Un alimento light es aquel al que se ha reducido su valor calórico respecto al completo, como mínimo en un 30%, con una indicación de la característica que provoca la reducción del valor energético total del alimento. Por regla general, los light aportan menos calorías que sus equivalentes naturales. Sin embargo, siguen aportando calorías, por lo que su consumo excesivo puede no ser beneficioso. De hecho, muchos de los etiquetados como ‘light’ no son sinónimo de saludables ni adelgazantes (suelen reducir su contenido en grasas, pero contienen grandes cantidades de azúcar o edulcorantes añadidos). Para una pérdida de peso saludable, dependerá de numerosos factores del individuo y de su contexto, como su alimentación, balance energético, actividad física, descanso, estrés, entre otros.
Las dietas vegetarianas no son saludables
Adecuadamente planificadas, y en cualquiera de sus variedades, han demostrado ser saludables, nutricionalmente adecuadas y pueden proporcionar beneficios a la salud para la prevención y tratamiento de ciertas enfermedades. Además, son más sostenibles desde el punto de vista ambiental.
Los adultos no deben tomar leche ni otros lácteos
El consumo de lácteos, incluyendo leche, queso y yogur, se ha asociado con una mejor calidad en la dieta y una reducción del riesgo cardiovascular. Hasta la fecha, existe evidencia contradictoria respecto a su consumo, por lo que es recomendable no hacer un uso abusivo de ellos. Si bien es cierto que los lácteos no son un grupo de alimentos imprescindible, la evidencia médica indica que los individuos que consumen leche y derivados lácteos tienen una esperanza de vida mayor que los que consumen poco o no consumen.
Salvo que se tenga una intolerancia a la lactosa, no existe evidencia sólida que pueda demostrar que la leche y los lácteos sean perjudiciales. No obstante, existen otras opciones, como los lácteos o bebidas vegetales, las cuales pueden ser un recurso interesante en caso de no tomar lácteos de origen animal, siempre y cuando acudas a su etiqueta nutricional y observar que no haya azúcares añadidos.
El azúcar es necesario para el cerebro
El mito nace de que el cerebro humano necesita azúcar para poder funcionar correctamente. Uno de los combustibles que necesita es la glucosa, no azúcar. Este hidrato de carbono se puede incorporar de muchas formas. Por un lado, de una forma no saludable, como lo es la sacarosa (el azúcar común de mesa) u otros azúcares libres contenidos en alimentos industriales o refrescos; y, por otro lado, mediante alimentos que son fuentes de hidratos de carbono saludables, como legumbres, frutas, verduras, hortalizas, cereales integrales y derivados, los cuales debemos priorizar en la dieta.
Fuente: lt10.com.ar