Alrededor del 10% de la población mundial está afectada por enfermedad renal crónica. En la Argentina, una de cada ocho personas padece algún grado de insuficiencia en ese órgano vital. Qué pueden hacer para mejorar su calidad de vida.
Hoy se celebra el Día Mundial del Riñón. Este año, bajo el lema “Viviendo bien con la enfermedad renal”, el objetivo de la fecha es destacar la importancia del empoderamiento de los pacientes a través de la educación sobre el manejo eficaz de los síntomas y de la participación activa en la vida cotidiana, para mejorar la calidad de vida de los pacientes y sus familiares.
En la Argentina, una de cada ocho personas padece algún grado de enfermedad renal crónica (ERC), lo que equivale a más de 5 millones de argentinos. De allí, que sea fundamental el control de estos órganos vitales, ya que la mayoría de las enfermedades renales no se manifiestan (es decir, que no presentan síntomas) hasta muy avanzada su situación, lo que disminuye las chances de recuperación.
Por eso el Comité Directivo del Día Mundial del Riñón eligió el lema 2021 dado que si bien las medidas eficaces para prevenir la enfermedad renal y su progresión son importantes, los pacientes con enfermedad renal, incluidos los que dependen de la diálisis y el trasplante, y sus cuidadores también deben sentirse apoyados, especialmente durante las pandemias y otros períodos difíciles, por los esfuerzos concertados de comunidades de atención renal.
“Desde la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN) estimamos que uno de cada cinco hombres y una de cada cuatro mujeres de entre 65 y 75 años y la mitad de los mayores de 75 años padecen algún grado de deterioro del filtrado renal. En niños la enfermedad renal es menos frecuente pero hay casos”, explicó el presidente de la SAN, Guillermo Rosa Diez.
Según el Registro Argentino de Diálisis Crónica, en Diálisis hay más de 30 mil pacientes y más de 10 mil trasplantados renales.
Las enfermedades renales no transmisibles pueden prevenirse y también se puede retrasar la progresión a la enfermedad renal en etapa terminal con el acceso a diagnósticos básicos precoces y el tratamiento temprano. Así, incorporar chequeos renales básicos a los análisis de rutina es la base de la prevención en salud.
Cuidados preventivos y en casos de ERC
Para cuidar la salud de los riñones es necesario llevar un estilo de vida que incluya realizar actividad física, mantener un bajo consumo de sal, controlar el sobrepeso, controlar regularmente la presión arterial y la azúcar en sangre, consultar al médico de cabecera como rutina al menos una vez al año y solicitarle que el chequeo general de rutina incluya los análisis de monitoreo renal. Además, si el paciente tiene diabetes mellitus y/o hipertensión, ambos factores de riesgo de enfermedad renal, hay que abordar su tratamiento para prevenir su incidencia en los riñones.
Una vez detectada la enfermedad renal, ¿qué puede hacer el paciente para mejorar su calidad de vida?
Como guía básica, se siguen las recomendaciones que se conocen como las “10 reglas de oro de la salud renal”, avaladas por la Sociedad Internacional de Nefrología. Estas son:
1- Realizar actividad física de forma habitual, para mantenerse en forma y activo. El ejercicio ayuda a reducir la presión arterial y, por lo tanto, reduce el riesgo de enfermedad renal crónica.
2 – Controlar el nivel de azúcar en sangre. Aproximadamente la mitad de las personas con diabetes desarrollan algún grado de daño renal, por lo que es importante que las personas con diabetes hagan exámenes regulares para chequear y monitorear el funcionamiento renal.
El daño renal por la diabetes puede reducirse o evitarse si se detecta a tiempo. Es importante mantener el control de los niveles de azúcar en la sangre con la ayuda de médicos y fármacos.
3 – Controlar la presión arterial. Pocos saben que es la causa más común de daño renal. Asociada a otros factores como diabetes, colesterol alto y enfermedades cardiovasculares, la presión arterial es peligrosa para el riñón.
4 – Seguir una alimentación saludable, rica en vegetales y controlar el peso, tratando de mantenerlo en los parámetros adecuados según indicación médica; esto ayuda también a controlar la diabetes y otras enfermedades cardíacas que acompañan el daño renal.
5 – Reducir el consumo de sal.
6 – Hidratarse. El consumo de agua, alrededor de 1,5 o 2 litros por día, puede reducir el riesgo de deterioro de la función renal. Es importante tener en cuenta que el nivel adecuado de ingesta de líquidos para cualquier individuo depende de muchos factores como el género, la actividad física, el clima, las condiciones de salud, embarazo y lactancia. Beber más agua facilita la eliminación de sodio y elementos tóxicos por los riñones, lo cual disminuye notablemente los riesgos de desarrollar enfermedad renal.
7 – No fumar. El tabaquismo altera la circulación renal y potencia fuertemente a los otros factores de riesgo de insuficiencia renal (como alteración de grasas en la sangre, hipertensión arterial y diabetes), además de aumentar el riesgo de cáncer de riñón.
8 – No utilizar fármacos que puedan dañar los riñones. Hay medicamentos que pueden dañar los riñones si se toman de forma habitual o prolongada, como los antiinflamatorios no esteroides, sobre todo si hay una enfermedad renal de base.
9 – Realizar chequeo de sangre y orina para analizar el funcionamiento renal si presentan los siguientes factores de “alto riesgo”: diabetes, hipertensión arterial, obesidad, o si algún miembro de la familia padece una enfermedad renal o hay antecedentes familiares de enfermedad renal.
10 – Tener presente que todo lo que afecta al corazón también afecta a los riñones.
Y por supuesto, la consulta médica ante cualquier duda o para un monitoreo habitual. “No hay que olvidar que si el paciente avanza a una terminalidad en su evolución renal, no hay forma de retroceder”, resaltó el especialista.
Se calcula que alrededor del mundo más del 10% de la población adulta tiene algún grado de enfermedad renal crónica, y que más de dos millones de personas en todo el mundo reciben tratamiento de reemplazo renal con diálisis o con un trasplante de riñón, aunque muchas más necesitarían tratamiento, pero no lo reciben.
El Día Mundial del Riñón es una iniciativa conjunta de la Sociedad Internacional de Nefrología (ISN) y la Federación Internacional de Fundaciones Renales (IFKF). Se inició en 2006 y desde entonces se conmemora el segundo jueves de marzo de cada año.
Fuente: www.infobae.com